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22
Oct
2018
Arganda comienza su luto oficial por la muerte de María José PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Arganda del Rey
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Foto cedida por Ayuntamiento de ArgandaSu asesino confeso ingresa en la cárcel de Estremera

La terrible noticia que sacudía este fin de semana Arganda era también la más importante de la jornada de este lunes, pues los vecinos se concentraban en la Plaza Mayor para guardar tres minutos de silencio en recuerdo de María José.

Así comenzaba una larga jornada, la primera de los tres días de luto oficial, en que se reunían el Consejo de Mujer y el Pleno para aprobar una Declaración Institucional.

Y en cuanto a la crónica judicial, durante la jornada de ayer el juez decretaba la prisión provisional, comunicada y sin fianza, del marido de María José, que se confesó autor del asesinato el pasado viernes. El hombre, de setenta años, ingresaba en la prisión de Estremera.

La investigación, bajo secreto de sumario, dejaba ayer un dato importante, ya que Telemadrid explicaba que María José abría muerto por las heridas provocadas al recibir varios martillazos en la cabeza en su casa de Arganda, desde donde su marido trasladó el cuerpo hasta Córdoba.

Este es el contenido de la Declaración

Este fin de semana hemos conocido la noticia de que otra mujer, vecina de Arganda, ha sido víctima mortal por violencia de género.

En numerosas ocasiones hemos demostrado nuestra más enérgica repulsa ante cualquier manifestación de violencia machista hacia las mujeres, ya sea atentando a su integridad física, psicológica y/o social.

En esta línea de actuación, los grupos políticos que conforman el Pleno de nuestro Ayuntamiento dieron un paso más, a iniciativa del Consejo de Mujer de Arganda del Rey, adoptando el acuerdo de fecha 7 de Mayo de 2014 de guardar un minuto de silencio cada vez que una mujer perdiera la vida a manos de su pareja, expareja o relación de análoga afectividad en territorio español, con ello queremos denunciar esta lacra social, en homenaje a las víctimas y para visibilizar nuestra más absoluta condena ante tan vil ataque hacia las mujeres, a su libertad, sus derechos y a su integridad personal.

Siempre hemos condenado con firmeza cualquier agresión machista a las mujeres: ya sea en el ámbito doméstico, en el laboral, sexual o en el ejercicio de sus derechos socio económicos. Ahora, la violencia de género ha golpeado de nuevo a la sociedad argandeña, evidenciando, más si cabe, que este mal de nuestra sociedad no está lejos de nosotras y nosotros.

Nos duele y nos indigna cuando conocemos que una mujer ha sido asesinada, pero ese dolor e indignación se acentúa cuando se produce cerca de donde vivimos. Esto no debe llevarnos al abatimiento ni al desaliento, por muy grande que sea la tristeza que nos produce, que otra mujer haya muerto a manos de su pareja y que esa mujer viviera entre nosotros y nosotras, sino que debemos permanecer firmes en nuestro propósito de seguir trabajando desde las instituciones y con el apoyo de la ciudadanía, para conseguir eliminar de nuestra sociedad cualquier atisbo, por mínimo que sea, de violencia machista en cualquiera de sus manifestaciones.

Queremos aprovechar tan luctuoso momento para hacer un llamamiento a perder el temor a hacer visible las situaciones de violencia ejercidas sobre una mujer, porque ello es el paso previo para la aplicación de recursos y políticas integrales de intervención para las víctimas de violencia de género.

Queremos aprovechar esta declaración para poner de manifiesto la necesidad de medidas más contundentes y recursos para luchar contra la violencia machista. Las Administraciones tenemos la responsabilidad de combatir firmemente este estigma de nuestra sociedad que, en pleno siglo XXI, se está cobrando muchas vidas y que hace que mujeres, hijos e hijas vivan un auténtico infierno. No basta solo con hacer campañas informativas que inviten a visibilizar el maltrato que ejerza un hombre sobre una mujer. Además de las campañas y programas de prevención, son necesarias políticas efectivas contra los maltratadores.

Es necesaria la aplicación de las leyes con rigor y los recursos previstos para dar respuesta integral a las situaciones de violencia contra las mujeres, sin que quede una brecha, un resquicio, que permita que una mujer pueda vivir aterrorizada por su maltratador.

 

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