Además el Gobierno quiere proteger la sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico
El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Zona Arqueológica, el campamento militar La Peña, en Navalagamella. Se trata de un ejemplo excepcional de arquitectura de campaña habitable en los frentes de la Guerra Civil española entre los años 1936 y 1939.
Ubicada en el sureste del municipio, la fortificación ocupa siete parcelas rústicas de uso agrario y pertenece al tipo de construcción bélica de retaguardia, que tenía como misión frenar cualquier ataque. Responde a una nueva forma de edificación en línea discontinua y con islotes de resistencia en lugares estratégicos, tras la prohibición por parte del bando sublevado a partir de 1937 de construir de forma continua, más vulnerable a los ataques.
Al finalizar la contienda, fue abandonado y hasta el siglo XXI no se han iniciado los trabajos arqueológicos, que han identificado 35 edificios de variada construcción y materiales, entre los que destaca la capilla, ejemplo único de un espacio abierto en campamentos militares. Otras singularidades que presenta la fortificación es un edificio tipo hangar y una bóveda de media catenaria de 20 metros.
El campamento La Peña ha sido fundamental para llevar a cabo tareas de documentación, protección y conservación de la arquitectura defensiva de la Guerra Civil por su gran interés arquitectónico, científico, artístico, paisajístico y educativo.
El Ministerio de Cultura ha iniciado los trámites para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento el Teatro de la Comedia de Madrid. El Boletín Oficial del Estado recoge la incoación del expediente, que supone la aplicación de esta categoría de protección, la máxima que establece la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español.
El Teatro de la Comedia se inauguró el 18 de septiembre de 1875, hace 150 años, en la calle Príncipe de Madrid, en el Barrio de las Letras. Sus orígenes se encuentran en el coliseo que quiso construir el empresario de salas y fiestas Silverio López Larrainza en el solar de un patio de vecinos de su propiedad, situado en la calle del Príncipe 14 y la calle Núñez de Arce.
Las obras se iniciaron en el año 1873 y Tirso García Escudero de la Torre fue su propietario único desde la temporada 1896-97 hasta su fallecimiento en 1950. En sus tablas se celebraron los estrenos de los clásicos del Siglo de Oro y de autores como Jacinto Benavente, Benito Pérez Galdós, los hermanos Álvarez Quintero o Leandro Fernández de Moratín.
En 1915, un incendio destruyó el interior del teatro y la sala se reconstruyó en pocos meses por los arquitectos Luis Bellido y José López Sallaberry. Desde entonces continuó su actividad, que se vio interrumpida durante la Guerra Civil. En la época de los 70 se representaron en él actuaciones independientes, de temática social y política, como ‘Castañuela 70’, ‘Yerma’ o ‘Sócrates’. En su escenario se mostró el primer desnudo del teatro español durante el franquismo, con la obra ‘Equus’.
En 1998 el Ministerio de Cultura compró el teatro y adquirió cinco de los pisos del edificio para consolidar el Teatro de la Comedia como sede estable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En 2002 la Comedia, fue cerrada al público para someterse a una amplia reforma, y reabrió sus puertas en 2015.
El Teatro de la Comedia de Madrid es obra del arquitecto Agustín Ortiz de Villajos. Actualmente, alberga la sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dependiente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), organismo autónomo estatal dependiente del Ministerio de Cultura.
La compañía celebrará el 150 aniversario del edificio con una exposición en octubre en el vestíbulo del teatro. El edificio responde al estilo de los teatros decimonónicos, con un diseño sobrio y una fachada de inspiración clásica. Su dependencia más significativa es la sala principal del teatro, con forma de herradura, escenario de madera y techo con pinturas de José Vallejo y Galeazo representando un cielo transparente con trampantojos de arquitecturas árabes en sus pechinas.
Ortiz de Villajos decidió emplear el hierro en su estructura y decoración, convirtiéndolo así un ejemplo emblemático de la arquitectura de hierro madrileña. El teatro cuenta además con la sala Tirso de Molina, situada en la planta quinta del Teatro, un espacio polivalente de nueva creación. |