31
Oct
2011
Halloween 2011: los gigantones y el cementerio atemorizaron Alcalá Imprimir
Lente de Aumento - A Fondo
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El subsuelo complutense guarda misterios insondables

Por las calles de Alcalá circulan todo tipo de leyendas, sin duda consecuencia de la larga historia que tiene la localidad, pero hay dos que tienen un componente entre lo mágico y lo paranormal: la cueva de los gigantones y la leyenda del cementerio del Alcampo.

Desde tiempo inmemorial, en el cerro de la Vera Cruz de la localidad se encuentra la entrada a una enorme gruta, una cueva que se dice comunica Guadalajara con Santorcaz. Se dice, porque nadie se atreve a atravesarla, ya que en su interior habitan terribles criaturas. En un principio, los habitantes misteriosos de la gran cueva eran gigantes, que le dieron el nombre que hoy pervive, pero en tiempos de la Reconquista, la leyenda se amplió con la llegada de unos moros que se instalaron allí, Además, otra versión afirma que estos moros acuchillaron a una cerda que tuvo la osadía de entrar en la cueva. Los chillidos y gritos del animal convencieron a los complutenses de que el subsuelo de la localidad era una suerte de entrada al inframundo, por lo que se consideró maldito al lugar.

La otra leyenda es mucho más reciente, y data de los años 90, cuando en Alcalá se construyó el centro comercial Alcampo, según los lugareños, justo al borde de un cementerio. A los pocos días de abrir el centro, comenzaron a escucharse ruidos, chillidos y los llantos de un niño.

El vigilante, haciendo la ronda de noche, escuchó un día el llanto del niño y lo buscó por todo el recinto sin encontrar nada, así que pensó que se lo había imaginado.

Al día siguiente volvió a pasar lo mismo, y no volvió a escuchar mas ruidos, hasta que, unas semanas después, escuchó con nitidez un gemido muy cerca de él. El vigilante corrió hasta el lugar y vio dos metros delante de él un niño. Se acercó y le habló, sin recibir respuesta, así que se acercó aún más y le tocó. En ese momento, el niño desapareció, Según cuenta la leyenda, desde ese día el vigilante está bajo tratamiento psiquiátrico, pero no han vuelto a escucharse ruidos en el centro comercial.