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10
Jun
2013
Madrid vuelve a pedir una reforma “mas equitativa” del Sistema de Financiación Autonómica PDF Imprimir E-mail
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“La Comunidad ha aportado al Fondo de Cohesión en cinco años el Presupuesto de uno”, afirmaba Enrique Ossorio

La Comunidad de Madrid considera que el nuevo sistema de financiación autonómica no puede soportar que alguna Comunidad de régimen común obtenga un régimen especial. Así lo manifestó el consejero de Economía y Hacienda, Enrique Ossorio, en una conferencia sobre “la necesaria reforma del Sistema de Financiación Autonómica” en el marco de los Desayunos Informativos que organiza Executive Forum España.

“La aplicación práctica del Régimen Foral origina que dos comunidades ricas, que disfrutan de una financiación muy superior al resto, no participen en los instrumentos de solidaridad”, señaló Ossorio, quien añadió que este sistema es posible en la práctica por la dimensión reducida de esas regiones en relación al PIB nacional, pero “si se aplicase a una región económicamente grande, el sistema quebraría”. En este sentido, el consejero considera que con ocasión de la negociación del Modelo de Financiación, y en el marco de las reformas que se están acometiendo en nuestro país, es el momento de plantear que todas las regiones participen en los instrumentos de solidaridad en función de su riqueza. “Todo ello en el marco de las peculiaridades reconocidas en la Constitución a los territorios forales”, subrayó.

El consejero abogó por avanzar con urgencia en la elaboración de un nuevo Sistema de Financiación Autonómica para que esté operativo a la mayor brevedad, por lo que solicitó la convocatoria inminentemente del grupo de trabajo que creó el último Consejo de Política Fiscal y Financiera.

“El sistema actual debe ser reformado porque la ley establece que expira el 31 de diciembre de 2013, y porque ha resultado ser un auténtico despropósito, injusto, incoherente, habiendo conseguido, además, la unanimidad de todas las comunidades en cuanto a la necesidad de su reforma”, explicó Ossorio, quien añadió que “este sistema es tan malo y oscuro que incluso las comunidades que resultaron beneficiadas por el mismo, también quieren que se cambie”.

“En lo único que ha conseguido este sistema poner de acuerdo a todas las regiones es en lo perjudicial que resulta”, sentenció el consejero. Ossorio afirmó que el nuevo sistema no puede permitir diferencias de hasta 1.000 euros en financiación por habitante entre las comunidades como sucede ahora. “Es insostenible que prestando todas prácticamente los mismos servicios exista esta disparidad entre la región mejor y peor financiada”, añadió.

Para la Comunidad, el nuevo sistema debe respetar la solidaridad porque es un activo del modelo y beneficia tanto a las regiones que aportan como a las que no. “Nadie es más solidario que la Comunidad de Madrid, que está muy orgullosa de serlo y de que gracias a la solidaridad de los madrileños se puedan financiar los servicios esenciales de otras regiones”, resaltó Ossorio, pero añadió que “esto debe ser compatible con que las regiones más austeras y que consiguen implantar políticas económicas de éxito reciban, como sucede en otros países, el rendimiento de la mayor recaudación”. Teniendo en cuenta los mecanismos de solidaridad del modelo, sólo Madrid (3.012 millones) y Baleares (812 millones) aportan a la solidaridad, en 2013. Las otras dos comunidades que aportan al Fondo de Garantía reciben importantes aportaciones del Fondo de Suficiencia y por este motivo su saldo final en materia de solidaridad es que reciben en lugar de aportar.

En los últimos cinco años, Madrid aportó a la solidaridad con el resto de las regiones españolas 15.000 millones de euros, casi la cifra equivalente al presupuesto regional de un año. Se da la circunstancia de que el Gobierno de Baviera llevó al Constitucional el sistema de financiación alemán porque durante 30 años han aportado al resto de regiones 20.000 millones.

Uno de los problemas de este sistema es que en la estructura de su reparto olvida completamente el potencial de recaudación y la capacidad fiscal, enfocándolo todo hacia el gasto, sin atender a las capacidades de generar ingresos, algo que para Ossorio, “deja incompleto al sistema”. Sólo en España sucede que las regiones más dinámicas son las más pobres en términos de financiación autonómica. Esto es una lacra de nuestro modelo, que debería, en beneficio de todos, incentivar a las administraciones austeras y generadoras de riqueza.

Así, con el modelo actual, los incrementos de capacidad fiscal no se traducen, en la práctica, en incrementos en la financiación final al diluirse a través de una mayor aportación al fondo de garantía de los servicios públicos fundamentales y a los fondos de convergencia. Por ello, para el consejero, el nuevo Sistema debería tener un nuevo enfoque.

Ossorio denunció que el oscurantismo del modelo y su texto enrevesado provocan una sensación de inseguridad jurídica en la aplicación de ciertos preceptos, y ejemplificó con un hecho que todavía muchas administraciones desconocen: el Sistema establece que si una Comunidad recupera el impuesto de Patrimonio, la recaudación no es para ella, sino para el Estado, al que tendrá que devolver esa cantidad recaudada en la liquidación.

“El modelo de 2009 es una maraña de fondos y reglas incomprensibles que se articularon atendiendo a un pacto político que debía beneficiar especialmente a dos regiones, perjudicando a Madrid”, afirmó Ossorio, y añadió: “las trampas del modelo llevan el nombre y los apellidos de la Comunidad de Madrid, como es el caso del Fondo de Competitividad”. Ello, unido a que la aplicación práctica del modelo tiene también graves defectos, ha hecho que evolucione de una manera errática originado una pérdida de 1.000 millones de euros para la Madrid en las entregas a cuenta para 2013.

Ossorio denunció que todas las trampas hechas a Madrid originan que su financiación sea especialmente baja, independientemente del ratio de comparación que se tome: financiación per cápita, financiación respecto al PIB, financiación por recaudación de la Delegación Especial de Madrid de la Agencia Tributaria e, incluso, en términos absolutos: 11.475 millones frente a 15.967 de Andalucía o 15.777 de Cataluña. “Este hecho se agrava si se tiene en cuenta que la Comunidad es la primera economía de España y que es la que más contribuye a la solidaridad con otras regiones”, añadió.

“La necesidad de beneficiar a Cataluña en el actual modelo de financiación como consecuencia del pacto alcanzado entre Gobierno de España y el tripartito catalán originó que se retorcieran los mecanismos de cálculo de la financiación para que Madrid no se beneficiara en la misma medida, algo que unido a los errores de aplicación supone que cada año la Comunidad de Madrid pierde 2.473 millones de euros”, señaló el consejero.

Así, la metodología usada para repartir la recaudación obtenida en una comunidad autónoma por IVA e Impuestos Especiales, no se ajusta a la realidad, lo que resta a Madrid 1.128 millones cada año. Ossorio solicitó que se corrijan los errores en los índices de reparto de estos impuestos.

Dentro de los retorcimientos del actual sistema de financiación resalta el del Fondo de Competitividad, un instrumento que nació con vocación de reducir las diferencias en financiación per cápita que quedó completamente desvirtuado al introducir arbitrariamente un límite que hace que la Comunidad de Madrid pierda cada año más de 700 millones. Además, la incidencia de la evolución de los Ingresos Tributarios del Estado en el Fondo de suficiencia hace que la Comunidad pierda anualmente otros 154 millones.

Otro de los elementos que se emplearon para frenar la ganancia de recursos para los madrileños fue el de corregir la población real por la población ajustada a la hora de calcular la financiación de la sanidad, la educación y los servicios sociales. Ello provoca que la financiación se distribuya por una población que dista mucho de la que en realidad hay que atender. Este retorcimiento significó que la Comunidad de Madrid viese descender su población en 362.000 personas, lo que supone una pérdida para Madrid de 135 millones al año.

En el ámbito concreto de la Sanidad también existe un gran perjuicio para la Comunidad, ya que al tomar como referencia la población ajustada, Madrid llega a perder 634.000 personas del cómputo, gracias a un sistema de tramos de edad, ideado por el entonces Ministerio de Economía y Hacienda en un grupo de trabajo del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en el que se reconocía expresamente que esta estructura de población a efectos sanitarios beneficiaba a Cataluña y perjudicaba a Madrid, lo que conlleva un perjuicio anual de 259 millones.

Por último, en materia de dependencia se rompió con el criterio de usuario potencial utilizado desde siempre en el sistema de financiación, y se sustituyó por la dependencia reconocida. Así se penalizó nuevamente a la Comunidad, con 95 millones anuales, ya que Madrid tenía un elevado número de dependientes atendidos antes de la entrada en vigor del modelo.

El modelo tiene graves problemas de imprevisibilidad de resultados. Así, la volatilidad de las liquidaciones a los dos años de producirse las entregas a cuenta de los impuestos especiales, IRPF e IVA llevaron a algunas comunidades a situaciones comprometidas. Sin embargo, el mismo sistema no corrige el grave quebranto que supone una pérdida importante en las liquidaciones a percibir, lo que implica un impacto imprevisto en un ejercicio por una estimación desacertada del Gobierno de España dos años antes.

Para Ossorio, una clara muestra de la inconsistencia de los datos del modelo se ve en las liquidaciones aplicadas a Madrid en 2012 y 2013. Ossorio se preguntó cómo puede empeorar la liquidación de Madrid cuando mejoran las de otras regiones que van peor económicamente y concluyó que “independientemente de la injusticia del modelo, subyace un error de aplicación del mismo y sus indicadores”.

 

 

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