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14
Abr
2019
Llamazares pide acabar con el voto rogado en las elecciones PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por ActúaEl líder de Actúa cree que podría implantarse voto electrónico para los residentes en el extranjero

Actúa propone suprimir el voto rogado y que las y los españoles residentes en el extranjero puedan manifestar su voluntad en las urnas por el sistema de voto electrónico (e-voto)

No es admisible que en una sociedad donde la tecnología digital está tan avanzada, el 96% de las y los residentes en el extranjero inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) y en el de Residentes Temporales (ERTA) no puedan votar. A unas horas del inicio de la campaña electoral rumbo al 28 de abril, Actúa insiste en proponer la supresión del voto rogado y su sustitución por el sistema de voto electrónico (e-voto).

La digitalización permite que cualquier elector censado vote con su número de DNI o pasaporte en un instante desde cualquier rincón del mundo, con las correspondientes medidas técnicas de fiabilidad y seguridad, por ejemplo mediante las tecnologías Blockchain o iVote.

Gaspar Llamazares, candidato de Actúa a la Presidencia del Gobierno, señala que “los avances de la tecnología digital permiten que los españoles censados que viven en el extranjero puedan votar en tiempo real desde cualquier lugar del mundo”.

Recordemos que el 19 de diciembre de 2011, PP, PSOE y CiU aprobaron una reforma de la Ley Electoral que suprimió el derecho de voto municipal del que disfrutaban hasta entonces los españoles y españolas residentes en el extranjero y, lo que es más grave, estableció el llamado “voto rogado” para el resto de procesos electorales, es decir, que para emitir el voto deben inscribirse expresamente en el censo y, en todo caso, será presencial en los consulados y no por correo como hasta ahora.

Aquella decisión provocó las protestas y el rechazo de grupos de emigrantes y fue la base de la creación de la Marea Granate, frontalmente opuesta al “voto rogado” y a las trabas burocráticas que convertían el ejercicio del derecho de voto en una carrera de obstáculos kafkiana, en la práctica insalvable. Prueba de ello es que en los últimos comicios europeos sólo participó un 1,84% de los casi dos millones de censados en el extranjero, mientras que en las últimas generales fue del 4,95%. Y solo el 8% de los residentes censados en el extranjero han solicitado votar en las generales del 28 de abril.

Hace un año, PSOE y Podemos presentaron al alimón una proposición de ley planteando la supresión del voto rogado y su sustitución por el envío de papeletas en blanco a los inscritos en el CERA. Pero su iniciativa duerme en algún cajón del Parlamento.

Países como Francia e Italia han dado una solución parcial al problema, creando circunscripciones electorales en el exterior, con escaños representativos del electorado afincado en el extranjero.

El voto electrónico es una realidad en países como Bélgica, Estonia, EE.UU, Brasil, Filipinas e India. Otros países lo utilizan parcialmente, junto al voto por correo y el voto en urna en los consulados. Suiza se ha marcado el objetivo de expandir el voto electrónico a dos tercios de sus 26 cantones regionales en 2019. En Francia, 127.000 residentes en el extranjero votaron electrónicamente en 2012 en las elecciones a la Asamblea Nacional. En otros países, como Australia, Canadá, Japón, Rusia y varios otros de América Latina, el e-voto se utiliza en elecciones locales y regionales.

 

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