El Parque crece trece años después de su inauguración con “El punto más al norte de Suecia”

Han pasado trece años desde que se inaugurase Parque Europa con 16 monumentos, a los que tan sólo unos meses después se sumaría uno más. Sin embargo hoy pueden verse dieciocho en la zona verde que se ha convertido en reclamo turístico para los torrejoneros, y es que desde hace unos días Suecia también está representada en el Parque.

Monument of the Northermost of Sweden

Lo cierto es que la cultura nórdica ha estado presente en Parque Europa desde su inauguración, con la proa que emerge de uno de los lagos, y que representa el Barco de Oseberg que puede visitarse en el Museo de Oslo. Sin embargo, ahora la presencia de Suecia es mucho más importante, pues no en vano el Parque acaba de inaugurar una réplica de uno de sus monumentos más conocidos: el denominado "punto más al norte de Suecia", ubicado en la zona más alta del país y a pocos metros de la iglesia que inmortalizó Coca Cola en uno de sus primeros anuncios navideños.

Al igual que el original, la versión de Torrejón está formada por 36 láminas de madera que reproducen la distancia de la localidad con las ciudades más importantes del mundo, y es una réplica exacta del poste ubicado en pleno Karesuando, una pequeña localidad entre Suecia y Finlandia de sólo 500 habitantes. Situado 250 km por encima del Círculo Polar Ártico, la ciudad está dividida en dos: Karesuando, en la parte sueca; y Karesuvanto, en la parte finlandesa, separadas por un pequeño río, el Muonio, que hace de frontera entre los dos países. La mayor parte de los habitantes, unos 350, están en la parte sueca, mientras que el resto habitan en Finlandia.

La ciudad se sitúa, al norte de la región de Laponia, un terreno de unos 390.000 km cuadrados por encima del Círculo Polar Ártico que comparten Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia; y cuyo lugar más conocido está en plena Finlandia, donde se ubica la ciudad de Rovaniemi, capital de la Laponia finlandesa, y sede oficial de la Casa de Papá Noel.

La Laponia está considerada una de las últimas tierras vírgenes de Europa, y está habitada por los "Sami", un pueblo que habita la región desde hace unos 10.000 años, y que fue inmortalizado por una popular serie de dibujos de los años 80. La vida en Karesuando es, como mínimo, peculiar, al alternar noches eternas en invierno (tan sólo dos horas de claridad, que no luz solar, ya que el Sol no llega a asomarse por el horizonte); con los impresionantes "soles de medianoche" en verano, una época en la que el sol no se pone durante más de dos meses bañando con un brillo rojizo las noches.

Con estos mimbres no es de extrañar que el regreso del Sol sea fiesta nacional. Así, durante los días previos al Solsticio de Verano se celebra el Midsommar, una fiesta relacionada con la fertilidad en la que los suecos se reúnen con amigos y familiares para hacer un picnic en torno a un poste que preside la celebración. Para los "sami" la llegada del buen tiempo se representaba como la vuelta de Beiwe, la diosa de la fertilidad y el Sol, que recorría el cielo en un trineo cubierto por huesos de reno. Pero además Beiwe, es también la diosa de la salud mental, y curaba a aquellos afectados por tantos meses de oscuridad.

Y hablando de oscuridad, si para los suecos es una fiesta el solsticio de verano, también lo es el de invierno. El 13 de diciembre (según el calendario juliano, día de Navidad y noche más larga del año), los suecos celebran el Día de Santa Lucía, una fiesta en la que una chica encarna a la santa portando sobre su cabeza un candelabro con siete velas encendidas. Lucía recorre las calles de las ciudades acompañada por un séquito de damas de honor y "chicos estrella" que también llevan velas en sus manos.

El 31 de diciembre también es una fecha para vivir en Karesuando, pues, por aquello de ser un pueblo dividido entre dos países, celebran la Nochevieja dos veces: una al llegar las doce en Suecia, y otra vez cuando el reloj de Finlandia alcanza la medianoche. Y para terminar, los que viajen al Círculo Polar Ártico no pueden dejar de disfrutar de las auroras boreales, impresionantes espectáculos de luz que ofrece el cielo cuando partículas solares chocan con la magnetosfera, y que es uno de los principales atractivos turísticos de las zonas más septentrionales del planeta.