13
Sep
2016
Gran Hermano 17 (GH 17): El Debate se hunde en audiencia; la convivencia salta por los aires; y Miguel, desenmascarado Imprimir
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El programa entra en crisis tras perder un millón de espectadores en tres días

Señores, el barco se hunde. Después de tres ediciones haciendo todo lo posible por destruir la esencia del reallity, el cambio de presentador ha sido la puntilla definitiva que ha conseguido algo totalmente impensable: que el público de Gran Hermano abandonase el reallity. Pero exactamente eso es lo que está ocurriendo, pues si ya la gala comenzaba siendo el segundo estreno menos visto de la historia (y eso contabilizando sólo a partir de las once, que la media real del programa es aún peor), el Debate del domingo se hundía en audiencias perdiendo otro millón de espectadores en tan sólo tres días. Así el estreno del Debate terminaba con un 13% de share (al igual que en la gala, sólo entre las once de la noche y las dos de la madrugada, ya que el resto consiguió un 8%) y millón y medio de espectadores, cifras que hacían saltar todas las alarmas dentro de la casa y fuera de ella.

Así este resultado, y la constatación de que al gran público (ni a las carpeteras tampoco, visto el poco movimiento que hay en redes sociales comparado con otras ediciones) no le interesa lo más mínimo lo que pase en la casa de cristal. Y es que se lo han ganado a pulso: después de tres ediciones de cinco meses y seguidas por reencuentros varios, los tres últimos años volvieron a la duración inicial, aunque emitiendo a continuación un GHVIP resucitado diez años después. Y por si fuera poca la saturación, en el último año emisión de cuatro horas durante tres días a la semana, además de resúmenes, conexiones con la casa y comentarios en el resto de la cadena.

Obviamente, maltratando así el formato lo raro es que haya tardado tanto tiempo en comenzar a hundirse. Ahora los espectadores saben que ver Gran Hermano supone casi, casi firmar un contrato matrimonial que exige, como mínimo, tragarse doce horas semanales de colaboradores absurdos comentando un programa que muchos de ellos reconocen no seguir. Y ay del que no lo haga, porque no se enterará de nada durante la emisión de las galas oficiales (tampoco es que los que se traguen los tres primes se enteren de lo que realmente ocurre en la casa, pero al menos hay un relato que seguir). Evidentemente, lo único que consigue esta estrategia suicida es que el público salte del barco en cuanto tenga ocasión, buscando opciones mucho menos “exigentes” para el espectador, como las series o el cine.

Y es que la gravedad de lo ocurrido el domingo no se entiende al completo si no se tiene en cuenta a la competencia, prácticamente inexistente, y que aún así mandó al programa a la tercera posición del prime.

Y ahora la pregunta es qué hacer para evitar que este Titanic termine en el fondo del mar. De momento, esta noche van a hacer más bien poco, llevando a Sofía para que les deje el maletín, y buscando el enfrentamiento entre los cuatro nominados con alegatos en negativo. Y es que parece que no se dan cuenta de que el gran público no conoce a los concursantes.

Al haber desconectado tras la salida de Mercedes, no saben quienes son los habitantes de la casa (salvo quizás Bea, por el pelo; Pablo y Noelia). Además el programa no ha hecho nada para crear tramas en continuidad en la primera gala, como fueron los secretos del año pasado, o la cabra en GH 15. Simplemente, han confiado en que el público iba a seguir el programa por pura inercia, y a pesar de tener un presentador que incita a apagar la televisión.

Lo peor es que lo que mal empieza, mal acaba, y esta edición no ha podido empezar de peor forma. Ahora el programa tiene que comenzar a actuar desde ya, dando un total giro al concurso este mismo jueves. Ya lo decía el pasado jueves, pero lo repito: que vuelvan al plan original, que conviertan éste en el Gran Hermano de las falsas apariencias, que se preparen una nueva gala de presentación con nuevos concursantes y Mercedes Milá como presentadora, que se busquen una mecánica verdaderamente impactante (la chorrada del teletransporte, que además ya se provó en GH 12+1 y tuvo que desecharse por romper la esencia del juego, no lo es), y, sobre todo, que se preparen una escaleta interesante de principio a fin. Ya está bien de que esta cadena se piense que hacer un reallity es rellenar cuatro horas con comentarios absurdos de colaboradores al más puro estilo Sálvame, y resolviendo el juego en cinco minutos al final de la noche. Si la única intención de los reallities de esta cadena es que la gente se deje la pasta votando, que lo venda como lo que realmente es: una telepromoción, y no como un concurso.

El domingo lo tenían todo para hacer un Debate redondo que enganchase al público desde el primer momento, pero decidieron vender parejas imposibles. Podrían haber comenzado con los desplantes a Bea (el plato de comida, el cojín de su abuela), continuar con los dramas de Pablo, seguir con toda la evolución del triángulo (desde el tonteo de Fer y Adara hasta el rechazo de Rodri a Bea, pasando por la puntuación de los torpedos y el jugueteo de Adara y Rodri), con el sorprendente resultado del juego, y terminar con los cuatro nominados y sus alegatos antes de meterse, ya en late, con los comentarios homófobos de Cris y la virginidad de Montse. Insisto en ello; tramas hay, lo que no hay son ganas de currarse la gala preparando vídeos en los que se explique y resuma lo ocurrido en la casa. Es infinitamente más fácil coger un vídeo del resumen, sin editar ni nada, y meterlo en la gala pensando que el público es idiota y no se da cuenta de que repiten contenido.

Y, justamente el mismo día en que el programa entra en crisis, va y la convivencia explota en todas direcciones (luego se preguntan por qué muchos cada vez se creen menos los reallities de esta cadena). Recapitulemos. La noche del domingo dejaba varios frentes abiertos después del juego de afinidad: el triángulo, cahesionando sus tres lados; Carla y Meritxell, montando una gran bronca en directo; Alain convirtiéndose en el apoyo de Carla; y Fer, traicionando a su compañero Cris.

Con semejante situación, la mañana del domingo comenzaba con el super llamando al confesionario, por separado, a todos los concursantes, y continuaba con una comida en la que todo saltó por los aires. Candelas y Adara se enzarzaban en una discusión bastante forzada que provocaba múltiples consecuencias. Adara criticaba un comentario de Candelas (realmente fue Miguel el que lo hizo público) que consideró iba por ella, y lo hacía montando un pollo que ya es la primera gran bronca de la edición. Con bastante razón, Candelas la llamaba peliculera, y Adara terminaba llorando por las esquinas tras dar un fuerte golpe sobre la mesa.

El golpe provocaba la indignación total de Pablo, que consideró que era una falta de respeto a los compañeros, y la ruptura de la casa entre defensores y detractores de cada una de las participantes. La sorpresa, no obstante, la daba Rodrigo, que decidía posicionarse con Candelas en contra de uno de los lados de su triángulo. Obviamente a Adara no le hizo ninguna gracia, y fue a pedirle explicaciones a su proyecto de carpeta. Rodrigo, con bastante chulería, le respondía que, si quiese carpeta iría a por Bea. Parece que el buen rollo entre los tres lados de este triángulo está a punto de saltar por los aires, y el lado que tiene más posibilidades de quedar fuera es Rodrigo, ya que Adara y Bea se llevan estupendamente.

Y a río revuelto, ganancia de pescadores. Tras saber lo ocurrido entre Adara y Rodrigo, Pol no tardaba demasiado en meterse en la cama de la azafata...

Mientras esto ocurría en las habitaciones, en otra parte de la casa la convivencia explotaba por otro lado: Clara, defensora de Candelas, se enfrentaba con Bea y las panteras en una bronca de la que no se emitió ni una imagen en el 24 horas (luego se extrañan de la audiencia que tienen). Y por la noche, la cosa daba un giro sorprendente: tras analizar todo lo ocurrido durante la tarde, y después de criticar toda la casa a Pablo por su arrebato, se dieron cuenta de quién había organizado todo, y no fue otro que Miguel.

Por turnos, casi todos se enfrentaron al del falso peluquín, y lo hicieron para criticar la actitud de metiche que también ha conseguido convertirlo en uno de los más odiados de las redes sociales. Primero Bárbara, luego Pablo y por último Álvaro, que hasta ese momento no se había posicionado, cargaron contra Miguel y, una vez dormido, comenzaron a debatir sobre quién es el personaje. Tras hablar de que no era la primera vez que le veían, llegaban a la conclusión de que podía ser un actor introducido en la convivencia para dinamitarla. En cualquier caso, esta conversación, y todo lo ocurrido, augura que Miguel, a pesar de la descarada protección del programa, será, salvo sorpresa, el primer expulsado de la edición (tras Cris y Meritxell).