30
Abr
2013
Las mentiras de Rajoy hunden al PP Imprimir
Punto D Vista - Microscopía
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Rajoy no tiene intención de hacer reformas profundas en la administración por miedo a enfrentarse a sus compañeros de partido

J. Ballesteros

Año y medio y al final nada. Decían los populares que habíamos perdido cuatro años hundidos en la tormenta de la crisis y del paro, pero lo cierto es que seguimos en la tempestad y aunque de momento no se ha hundido el barco, hemos empezado a tirar por la borda nuestro futuro, una generación entera y los sueños de millones de personas.

Cuando ganaron las elecciones, aseguraron que los votos eran prestados y afirmaron conocer los riesgos de gobernar. Vamos a salir de la crisis, enunciaban con ímpetu ante polideportivos repletos de gente esperanzada, que confió y apostó por un Gobierno que decía iba a seguir la senda de Aznar, pero se equivocó, nos equivocamos.

Fue llegar al Gobierno, manejar datos y empezar a contar mentiras. Cuando colocaron a sus secretarios de estado y se sentaron en el mayor trono de poder que ha disfrutado nunca un partido en democracia, se olvidaron de los parados, de los emprendedores, de los ciudadanos y de todos aquellos que confiaron en ellos.

Pasaron de prometer crear empleo -Cospedal titulaba en Castilla La Mancha: ¿Buscas empleo? Vota PP- y para ello elaboraron una reforma laboral a pedir de boca de los empresarios dejando desprotegido al empleado. Nada menos que 20 días por año trabajado de despido, flexibilidad laboral era el peaje que nos dijeron teníamos que pagar para volver a la senda del crecimiento.

Pero era todo un engaño, una artimaña que nos ha traído un millón de parados más. La reforma solo ha conseguido crear más paro y miseria mientras que las fortunas se van a paraísos fiscales como Suiza o Gibraltar. Muchos empresarios -sobre todo en grandes empresas- aceleraron los ERE´s y de paso despidieron a los empleados con más antigüedad con la ventaja de pagarles menos.

Algunas empresas ligeras de equipaje, hicieron las maletas y descentralizaron la producción, como el caso de ROCA en Alcalá de Henares y Guadaira. Despidieron a gran parte de la plantilla a bajo coste y llevaron su producción lejos de nuestras fronteras para hacer negocio, lo que se llama flexibilidad laboral.

Otros, los más jóvenes, también tuvieron que hacer las maletas, y llevarse los conocimientos y la preparación que han adquirido en nuestro país. Recortes y recortes han llevado algunas partidas como la investigación a la indigencia y han obligado a nuestros cerebros a emigrar en busca de un futuro. Llegan con una mano delante y otra detrás, muy valorados sí, pero no bien pagados. En Alemania lo saben bien, los sueldos de los ingenieros españoles y los alemanes distan mucho y se jactan de contratar a médicos y enfermeros españoles -de los mejores del mundo- y de pagarles menos que a sus foráneos. Pero aún sí, hacen las maletas y buscan alejarse de la miseria que empieza a asomar en un país que hace cinco años presumía de estar en la Champions League de la economía.

Todo esto ha conseguido la reforma laboral que iba a crear empleo y solo ha creado paro.

Pero a pesar de esto las reformas necesarias siguen sin llegar. Saben donde tienen que meter la tijera pero no quieren, no quiere un gobierno que a pesar de contar con una mayoría aplastante, es débil. Los enfrentamientos en el equipo económico, las luchas de poder y los problemas internos galopantes del PP -Caso Bárcenas, caso Gürtel- está lastrando aún más la labor de un gobierno que improvisa, que sabe pero no piensa hacer lo que tiene que hacer y que desesperadamente pide paciencia. Un gobierno que no es capaz de enfrentarse a sus propios compañeros y plantear una reforma seria de la administración, de anteponer el bien del país al bien de las mamandurrias y chollos municipales y autonómicos.

Parece un insulto pedir paciencia a quien lo ha perdido todo mientras tiene que ver como la directora del SAREB cobra la friolera de 30.000 euros al mes -nuevo banco creado por el Gobierno del PP- mientras el banco pierde más de cinco millones de euros al mes.

Una paciencia que se está acabando sobre todo en las filas del propio partido que ven que las siglas del PP comienzan a ser un lastre.

Aún así, el Gobierno se niega a crear más conflictos internos y reniega de abordar la reforma de la administración. Dicha reforma, como la eliminación de diputaciones provinciales, empresas públicas, privatización de Televisión Española o centralización de competencias de las CCAA, ahorraría miles de millones de euros a costa de que los enchufados se queden en la calle pero es un coste demasiado caro para el Gobierno para pagarlo, es más fácil tocar la tecla de los impuestos y así tener cash para engordar un poco más la administración.

Será donde les duele, en unas elecciones,-las siguientes son las europeas en 2014- cuando tras el tremendo batacazo electoral que se peguen les haga mirar de nuevo al pueblo al que llevan un año y medio volviendo la espalda. Pero a lo mejor para entonces, ya es tarde.