Una ceremonia de inauguración austera, y un pebetero polémico abren los XXXI Juegos Olímpicos

Si la ceremonia de inauguración de Londres 2012 ya fue polémica por introducir mensajes contra los recortes en educación y sanidad, la celebrada anoche en Río de Janeiro va a levantar aún más polvareda, y es que Brasil aprovechó las casi cuatro horas en que el mundo estuvo pendiente de ellos para hacer un alegato por el mestizaje de culturas y contra el cambio climático, un mensaje por la ecología y la paz que contrastaba mucho con lo que estaba ocurriendo a las afueras del Estadio, donde la policía no dudaba en disolver con gases lacrimógenos las protestas que se habían producido contra el gasto excesivo que suponen los Juegos para el país.

Precisamente esas protestas provocaron que el ya de por sí caótico sistema de transportes de la capital cultural de Brasil colapsase provocando unos retrasos que dejaron una imagen totalmente inédita para abrir unos Juegos Olímpicos: las gradas casi completamente vacías en el momento de comienzo de la Ceremonia de Inauguración.

De tal forma a las ocho de la tarde en Brasil, y la una de la madrugada en España, comenzaba la fiesta, y lo hacía con un vídeo que desvelaba, a vista de dron, cómo se vive el deporte en Río. Tras ello, los voluntarios saltaban al gran escenario de Maracaná para dar la bienvenida al mundo a ritmo de batucada.

La ceremonia propiamente dicha comenzaba con un paseo por la historia del país que comenzaba con el orígen de la vida, y continuaba con el nacimiento del Amazonas y los nativos, la conquista de los portugueses, y la llegada de los inmigrantes africanos, asiáticos y europeos para componer un gran mosaico cultural.

Tras este primer segmento la Ceremonia se centraba en la cultura de Brasil, con una pieza en la que se dieron cita el parkour, el primer avión, la bossa nova, el Carnaval, la capoeira, o la mismísima Gisele Bundchen, convertida en la “garota de Ipanema”, en una versión interpretada por el nieto del creador de la pieza musical.

La parte de presentación de la ceremonia concluía con un último segmento en el que el cambio climático se convirtió en protagonista. Tras proyectar un vídeo en el que explicaban las terribles consecuencias de la subida de la temperatura global del planeta, se desvelaba uno de los propósitos “sociales” de esta ceremonia de inauguración: cada atleta de los participantes en el desfile plantaría una semilla que luego servirá para reforestar zonas del país.

El desfile, cerrado por el equipo de Refugiados y el brasileño, abría la segunda parte de la Ceremonia, centrada en el protocolo, y en el que también los aros olímpicos cambiaron su simbolismo: formados por los semilleros donde los atletas habían dejado sus semillas, se convirtieron en árboles para formar los cinco aros. Los discursos, con abucheo al Presidente de Brasil incluido, y la entrega del primer Laurel Olímpico al keniata Kipchoge continuaron un largo segmento en el que se hizó la bandera olímpica a ritmo del Himno Olímpico, y se produjeron los juramentos de deportistas, entrenadores y árbitros.

La parte final de la ceremonia comenzaba con un homenaje a la samba a cargo de Caetano Veloso y las escuelas de samba del país para hacer tiempo hasta la llegada de la llama olímpica al estadio.

Eso ocurría algo después de las cinco menos cuarto de la madrugada, cuando el tenista Gustavo Kuerten entraba en el estadio con la antorcha en la mano. Tras él otros dos relevistas, la baloncestista Hortencia Marcari y el maratoniano Vanderlei de Lima se encargaban de transportar la llama hasta un más que polémico pebetero. Brasil escogió, para simbolizar ese ecologismo que impregnó toda la Ceremonia, representar la llama olímpica con un pebetero en forma de sol que se encuentra en permanente movimiento.

Al margen de la Ceremonia de Inauguración, hoy comienza, de forma oficial, la competición, y lo hace con opciones de medalla para España en la prueba de Ciclismo en Ruta, donde Alejandro Valverde y Joachim Rodríguez lucharán por el oro olímpico.