23
Nov
2016
Porciones de España Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Jesús Hernández Gallardo

 

Éramos pocos y parió la abuela. Eso se dice en estos casos, cuando ves que todo quisqui abre su espita para empanar su pedazo de tierra.

¡Hagan juego señores!. Vamos a descascarillar a España en porciones, hemos de hacer virutas nacionalistas con pedigrí, eso sí. Que tengan sabor y gusto a sus gentes, que se puedan avalar como productos ibéricos en descomposición. Estos son los mensajes, las tracas del mercadillo que han de sonar al menos tres veces por minuto, hasta que se hagan pegadizas en la gente y suene como habitual. Son los mensajes que se están pregonando por los antisistemas que dominan no sé qué lugares.

Aquí todo dios opina, cualquier encastrado en cargo tiene derecho a hacer su soflama, su desvarío personal que le encarame a la tarima de la popularidad, al lugar donde se arrima a un micrófono y suelta su pestilente discurso, sin coordinación ni orden, sin valor legal ni identidad contrastada, se lanza como desperdicio y retal que se desprecia

Ha pasado con toda la piel de toro, que si dependiera de los rateros autonómicos quedaría hecha trizas con jirones y descalabros. Son bandoleros, unos usan ikurriñas, otros esteladas, otros banderas de Andalucía pero les une el afán por robar lo que es de todos, la esencia de España, el sentimiento que nos aglutina, que es mucho y noble.

Parece que no se cansan de maquinar fórmulas todas contrarias a la Constitución para hacer descarrilar una historia común que nos ha unido y nos unirá por mucho afán divisor que se empeñen en manifestar. Nunca se han preocupado en preguntar a la otra parte, a los que en inmensa mayoría estamos expectantes y atónitos ante semejante traición, sin saber cómo la Justicia no les busca para que expresen ante la Ley esos arrebatos de rebeldía infantil, que de boca de un político pasa a ser delito contra España.

Las entradas en política de los "rebotados" de la vida y de la verdad no deja de sembrar deslealtad todo lo que tocan, todos esos territorios donde aparecen representantes sin un ápice de cordura, pero con las garras cargadas de veneno y ponzoña. No quiero ni nombrar personas, que parecen alimañas que, rascando con sus uñas afiladas, van haciendo hendidura en la moral de los débiles. No saben qué decir, ni dónde, ni contra quien, pero hablan de países diferenciados cuando se refieren a Andalucía, a Galicia o Aragón. Confunden la riqueza en las costumbres y la cultura de cada región española con pinceladas de independentismo charlatán y populista, con pedradas de incultura y desleales a todo lo legalmente constituido.

El diccionario se me queda pequeño para dibujar adjetivos, son merecedores de los más descalificantes y tóxicos, los que te salen por la boca con más énfasis, con más clamor. Eso nos pasa a muchos, estoy seguro, porque así lo percibo socialmente, sin embargo echo en falta algún gesto de quienes tienen la responsabilidad de calibrar la balanza de la Justicia, no alzan su voz, cuando la evidencia señala y acusa.

Toda esta patraña que lidera hordas de gentes engañadas son los que están tratando de introducir la peor cizaña, buscada en momentos en que aflora y está de moda esa reivindicativa pamplina. Recuerdan en sus mensajes momentos pasados de nuestra historia, donde las diferencias se solucionaban con guerras y asesinatos. Para los demás son heridas que han de desaparecer de la memoria de un país, por el bien de todos y por la libertad.

 

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz