18
Abr
2025
Jueves Santo Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
Compartir en MenéameCompartir en TuentiCompartir en Buzz it!Compartir en FacebookCompartir en Twitter

Jesús Hernández Gallardo

Nuestra procesión del Jueves Santo ha sido muy voluminosa, varios pasos y carrozas han ido por las calles, así como penitentes y la banda de música de Torrejón.

Para hacer un símil futbolístico, se podría decir que “jugamos en casa”, en cuanto que las arterias principales tenían nombres de la Pasión de Cristo, especialmente la calle Cristo, calle la Cruz y otras dos también incluidas en lenguaje eclesiástico, como son la calle Los Curas y San Isidro. Al tratarse de un rectángulo más o menos regular, pongo de manifiesto que las fuerzas variaban de un lugar a otro; en la calle Los Curas las fuerzas respondían con solvencia, las calles intermedias, más propias de la Pasión de Cristo, el cansancio comenzaba a notarse. Ya en la calle San Isidro los anderos íbamos pidiendo fuerzas al cielo para completar el esfuerzo final.

No obstante, la fortaleza mental ha sido plena. He observado desde esos ojos postizos de la capucha mucha ilusión; nos íbamos preguntando unos a otros sobre las fuerzas que restaban. En las paradas de la calle San Isidro y Plaza Mayor también se expresaba, sin intención, los suspiros de agotamiento, ese lenguaje de gestos y suspiros que tanto nos dice a los anderos, que tanto ilustra y manifiesta.

Pero puede mucho más la ilusión y la devoción, lo puedo asegurar. Las últimas “levantás” de la Plaza Mayor alzaban a la Virgen de la Soledad al vacío, por el impulso que los anderos imprimíamos al hombro. Está comprobado, es mucho más poderoso el sentimiento verdadero, ese cariño traducido en esfuerzo puro.

Por las calles los seguidores se santiguaban al paso de las imágenes, algunos confundían y marcaban la Señal de la Cruz con el teléfono en mano, para no perderse ni una escena de la imagen de la Virgen de la Soledad, que iba espectacular con su manto. Las luces del día se han ido apagando paulatinamente, llegaba la luz crepuscular y las sombras de la Virgen parecían gestos de distintas expresividades, como si al final de la procesión quisiera bendecirnos a todos quienes la admirábamos. Hemos disfrutado mucho, también nos habremos cansado, pero bendito esfuerzo. Gracias a todos quienes me han rodeado, me he sentido fuerte con vosotros.

 

Jesús Hernández Gallardo

Hermano de la Vera Cruz

Torrejón de Ardoz