14
Jun
2019
La casa de Galapagar hunde a Podemos Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Jesús Hernández Gallardo

Se les ha mojado la pólvora a Podemos, se desinfla el globo de la ilusión y expectativas que algún día les dio alas y les encaramó a cimas de poder. Ahora ya parece que es un partido venido a menos, se les van acotando los márgenes espectaculares que tuvieron tiempo atrás. Pablo Iglesias tiene buena culpa de ello, la iniciativa del palacete de la sierra ha alejado a muchos fieles a las siglas, los que han creído en su empuje político, los que han ido alabando sus arranques en favor de los más desfavorecidos de la sociedad en la que vivimos.

Ahora ya, tras esa aburguesada maniobra serrana, muchos se han dado cuenta del fraude ideológico que representaba, ha sido el principio del fin, por mucho que lo hayan querido maquillar con esas votaciones a través de Internet, de dudosa fiabilidad y contundencia. No obstante, a pesar del patinazo de auténtica casta, en las últimas Elecciones Generales han conseguido cuarenta y dos escaños en el Hemiciclo del Congreso. El estropicio ha sido mayúsculo, ya no encantan, no sintonizan con las bases, con la gente que les fue leal hasta ese punto de inflexión, hasta entender que era un ídolo de barro, lo que otros muchos alejados de sus simpatías hemos creído desde siempre.

Pero no obstante ellos quieren seguir con su juego amoroso con el PSOE, tratan de integrarse en el Gobierno de la nación, Pablo Iglesias busca desesperado una cartera ministerial que acredite nuevamente su figura denostada y a la baja, perdiendo la credibilidad que algún día tuvo y que va menguando como la luna yendo a menos. Pedro Sánchez sabe del despecho de Pablo e Irene a sus bases ilusas y no le concede la sintonía de antaño, tan solo se va a valer de sus escaños para alcanzar cotas de gobernabilidad, pero ningún favor que le acerque a las atmósferas de dirección gubernamental. En caso contrario, sin el apoyo de Iglesias, Pedro Sánchez le amenaza con otra convocatoria de nuevas elecciones, que bien sabe Pablo Iglesias sería el derrumbe definitivo de sus siglas en las cloacas de los estamentos del Congreso y Senado.

Tiene un futuro deprimente, bastante coherente con la política que han ido desarrollando en estos últimos tiempos de legislatura, agriando sus comentarios, sacando de su chistera discursos de rancio valor político y de una izquierda obsoleta para los tiempos que discurren en el siglo XXI. Las tensiones internas de sus más nobles camaradas, las declaraciones dispares de unos y otros han desvariado el rumbo del timón de Podemos, se ha sembrado la polémica en el interior de la agrupación y, un poquito más, saltan chispas o chiribitas bolivarianas.

Corren malos vientos para Podemos, sus bases se han cansado de semejantes desatinos, no entienden la dispersión y la falta de sintonía de unos y de otros, la falta de autocrítica de Pablo Iglesias y la criba interna que ha realizado él mismo, descabezando organismos representación interna y la desfiguración de su imagen de cara a todos aquellos a los que un día encandiló.

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz