La amenaza de lluvia y el intenso frio no evitaron que el Recinto Ferial se llenase de fieles

El pasado sábado fue un día muy especial para todas las congregaciones cristianas ortodoxas, y es que en la madrugada del sábado al domingo celebraban la Pascua de Resurrección, el día grande de los cristianos y que, en esta ocasión, por diferencias de calendario, se ha celebrado una semana después que la de los católicos.

En Torrejón, la fiesta grande la celebra la Iglesia Rumana Ortodoxa, que se trasladó al Recinto Ferial para vivir una noche inolvidable. Y es que, a pesar del intenso frío que hizo en la explanada, y de la persistente amenaza de lluvia, que obligó a suspender los actos de la Noche en Blanco en Alcalá, los fieles rumanos de la localidad aguantaron durante las más de tres horas que duró el acto acompañados por el alcalde, Pedro Rollán, y el concejal de Bienestar e Inmigración, Rubén Martínez.

Rollán, que dirigió unas palabras, en castellano, a los congregados en un momento del acto, no dudó en participar por segundo año consecutivo en la celebración, algo que agradeció especialmente, y en rumano, el oficiante de la ceremonia.

El gran acto litúrgico comenzaba a las doce de la noche, hora rumana, es decir a las once de la noche, con la bendición de la luz, una bendición que, al igual que en la liturgia católica, consistió en el encendido de las velas de todos los fieles a partir del cirio recién bendecido en la noche Pascual.

Después, actos como la bendición de las cestas con la comida pascual, o el reparto del pan y vino entre los participantes, fueron llenando de simbolismo la fría noche torrejonera, cuajada de cánticos de alabanza, y de peticiones de gracias, tanto en rumano como en castellano.