La Procesión del Corpus recorrió los veinte altares en algo menos de dos horas

Dice el dicho popular que "hay tres jueves en el año que relucen mas que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión", y a pesar de no celebrarse en jueves, el Sol fue uno de los grandes protagonistas de la Procesión del Corpus Christi de Torrejón, eso sí, un protagonismo compartido con el hecho de cruzar una Plaza Mayor ocupada por la fiesta final del Camino de Cervantes.

De tal forma, y en algo menos de dos horas, la comitiva formada por los niños de comunión, la Hermandad del Corpus y las autoridades, entre los que se encontraba Pedro Rollán, recorrieron los veinte altares repartidos por la zona centro acompañando a la custodia que portaba, como manda la tradición, la Sagrada Forma.

Pero la mañana comenzaba mucho antes. A eso de las diez y media, una parroquia de San Juan Evangelista completamente abarrotada celebraba una Misa Solemne, acompañados por la Coral Polifónica que ya había puesto banda musical a la consagración del nuevo Obispo 24 horas antes en Alcalá.

Los niños que han hecho en este mes de mayo la Primera Comunión eran los grandes protagonistas de una ceremonia que terminaba con el tradicional reparto de regalos, que en este caso fueron cruces bendecidas pon el Papa.

Y terminada la misa comenzaba la Procesión. Mientras la Custodia, bajo palio, era trasladada desde el Altar mayor hasta la puerta de la iglesia, la carroza abandonaba el templo por la Puerta del Sol para posicionarse en la entrada principal de la San Juan Evangelista. Allí el sacerdote se encargaba de ubicar la Sagrada Forma encima de la carroza para iniciar un viaje ligeramente distinto al de años anteriores.

Y es que la Plaza estaba tomada por los peregrinos del camino de Cervantes, por lo que la comitiva procesional se encontró con un "corralito" que delimitaba con vallas el recorrido en la zona de la Plaza Mayor. No obstante, eso no impidió que la Procesión comenzase a eso de las 11:30, con la visita al altar de la Hermandad del Carmen.

Tras abandonar la Plaza comenzaba un largo viaje de casi dos horas en el que la Custodia recorría los veinte altares preparados por vecinos, las Hermandades y las agrupaciones religiosas con sede en la San Juan Evangelista, antes de regresar a una Plaza Mayor mucho más animada que en la salida.

Y es que la fiesta del Camino de Cervantes ya había comenzado cuando la Custodia hizo acto de presencia, si bien la música dejo de sonar para dejar pasar a la procesión. A la llegada al templo se producía la bendición final por parte del sacerdote, que elevaba al cielo la Sagrada Forma mientras la Banda Municipal de Música entonaba el himno de España.