14
Abr
2017
Jueves Santo Torrejón 2017: Los anderos de la Vera Cruz estrenaron hábitos en la procesión de la Pasión Imprimir
TorreNews - Sociedad Torrejón
Compartir en MenéameCompartir en TuentiCompartir en Buzz it!Compartir en FacebookCompartir en Twitter

Los minicostaleros abrieron un desfile de casi dos horas

Parece que la Procesión de la Pasión del Jueves Santo torrejonero es el “banco de pruebas” de la Hermandad de la Vera Cruz, pues si en esta procesión nació hace ya unos años el paso infantil de la “Santa Cena”, y el año pasado un gran ángel arropaba al “Cristo orando en el Huerto de los Olivos”, esta vez la propuesta incluyó un importante cambio de vestuario que aumentará la espectacularidad de las dos procesiones de Pasión que organiza la Hermandad, es decir, la del Jueves Santo y el Encuentro Doloroso con la Verónica.

Y es que los anderos de la Vera Cruz estrenaban anoche habitos morados de estilo franciscano bordados por las costureras de la Hermandad, y que son la gran novedad de esta Semana Santa 2017. Hábito morado con bocamangas negras y el escudo de la Hermandad sobre el pecho, capirote morado, guantes blancos y cíngulo negro será, por tanto, la vestimenta de los encargados de portar a la Virgen de la Soledad en Jueves Santo, y al Nazareno y la Verónica en la mañana del Viernes Santo.

De tal forma, a las ocho de la tarde se desvelaba la sorpresa, cuando, en perfecta formación, los Hermanos de la Vera Cruz llegaban a la parroquia de San Juan Evangelista con la intención de coger los pasos que componen la Procesión de la Pasión del Señor. Y así lo hacían, comenzando el desfile a los pocos minutos.

Como ya es tradicional, los encargados de abrir la comitiva fueron los “minianderos” de la Hermandad, veinte niños de entre 6 y 12 años que portan el único paso infantil que desfila por la zona centro de España, “La Santa Cena”.

Los miembros más jóvenes de la Hermandad cogían una Última Cena de 25 kilos para llevarla en andas por las calles de Torrejón. Detrás, y en carroza, la Oración en el Huerto, el Cristo de la Columna y el Nazareno; y cerrando la comitiva, la Virgen de la Soledad, también transportada a hombros por 24 anderos.

Juntos, y con una cohorte de manolas, penitentes y nazarenos, comenzaron un largo viaje por las calles de la zona centro de más de hora y media que terminaba, como casi todas las procesiones de la Semana, a las puertas de la iglesia.

Allí el paso infantil y la Virgen bailaban juntos y se elevaban a pulso sobre los brazos de sus anderos antes de enfilar la puerta del templo. Primero los más pequeños, y después los mayores, subieron a pulso las imágenes para entrar en la Parroquia de San Juan Evangelista entre aplausos y mientras sonaban los acordes del Himno de España.