Cruzando los barrios del Rosario y Parque de Cataluña en una cálida mañana de primavera

El pasado sábado, las calles de Torrejón volvieron a llenarse de romeros, trajes de faralaes y sevillanas, y es que la Casa de Andalucía celebraba su propia romería del Rocío, una romería que, en esta ocasión, no pudo ser conjunta con la Hermandad del Rocío, pero que, aún así, se celebró por todo lo alto.

Y es que, según explicaba el presidente de la Casa de Andalucía, la razón de la ruptura entre las dos procesiones es por fuerza mayor: la Hermandad del Rocío de Torrejón aspira a ser Real e Ilustre, lo que, por exigencias de la Hermandad matriz de Almonte, impone requisitos específicos a sus  romerías, y entre ellos el principal es que no puede desfilar ninguna imagen de la Virgen del Rocío, sino solo los Simpecados. Por esta razón, la Casa de Andalucía decidió procesionar por su cuenta, y lo hacía el pasado sábado, con una gran romería que cruzaba los barrios del Rosario y Parque de Cataluña, para terminar en el punto de partida, el Recinto Ferial.

La gran fiesta andaluza comenzaba a las diez y media de la mañana, cuando, de la sede de la Asociación, salía la imagen de la Blanca Paloma en medio de una lluvia de pétalos de rosa y entre gritos de “Guapa, guapa”. A continuación, los distintos coros de la Casa le dedicaron los primeros cantos, con sevillanas y una Salve a la Virgen.

Desde ahí, y precedidos por las banderas de España, Andalucía, Madrid y Torrejón portadas por caballeros, comenzó un viaje que les llevó a cruzar el Barrio del Rosario, donde se detuvieron para bailar sevillanas en un momento del recorrido, y el Parque de Cataluña, en donde se produjo uno de los grandes momentos de la Romería: al llegar a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, el sacerdote salió a recibir a la imagen, acompañado por alguno de los niños que estaban recibiendo la primera comunión, para bendecir a la efigie de la Reina de las Marismas.

Después de otro momento dedicado a cantar y bailar ante la Virgen, y de entonar los acordes de la tradicional Salve rociera, la comitiva, que cerraba una carreta con los colores blanco y verde de Andalucía, y con una cinta morada y amarilla de Torrejón, y en la que iban las más pequeñas de la Casa, emprendió su camino de vuelta hasta el Recinto Ferial. Allí llegaron cerca de la una de la tarde, cerrando la marcha con una levantá de la imagen de la Divina Pastora, que ascendió hasta los cielos entre los aplausos de los presentes.

Terminada la caminata, el centro de la actividad fue el Parque del Ocio, donde las casetas volvieron a ocupar el espacio, al igual que hace dos semanas. En concreto, media hora después de llegar, el gran escenario situado enfrente de la Sede de la Casa regional se convirtió en improvisado Templo donde se ofició una misa de romeros, en la que el coro Marisma tuvo una importancia especial.

Por la tarde, más música con la actuación de los grupos Revuelos y Ballet Noche de Luna, y los grupos de las clases de Baile, Chispita de Sal, Rayito Andaluz, Bohemia y Sur. La noche terminó entre los acordes del Coro infantil de la Casa de Andalucía de Seseña, que también abrió el fuego por la tarde con el coro adulto, y que fue una de las tres Casas de Andalucía invitadas a la fiesta, junto a las de Alcobendas y Arganda.

Al día siguiente, desayuno molinero y otra actuación musical: el grupo Lokilob, prepararon a los romeros para el gran fin de fiesta: a las siete de la tarde, y entre aplausos la Virgen volvía a entrar en la Sede tras escuchar los acordes de la Salve Rociera.