El Presidente de la Hermandad de Almonte participó en la celebración

Treinta años no se cumplen todos los días, y por eso la Hermandad del Rocío de Torrejón preparó una tarde cargada de sorpresas para celebrarlos por todo lo alto.

La presencia de la personalidad más importante de la devoción rociera, fuegos artificiales, humo y antorchas como las de la noche del Rosario en la Aldea, un nuevo broche para embellecer el Simpecado, un mural pintado por un reconocido artista torrejonero, la creación de la figura del Hermano Honorífico, y un gran concierto que hizo bailar a los hermanos, fueron algunos de los momentos de una tarde maratoniana.

La celebración comenzaba a eso de las 18:30 h de la tarde, cuando los Hermanos del Rocío se concentraban ante la puerta de su sede en el José Antonio Paraíso, y no estuvieron solos, pues recibieron la visita de representaciones de buena parte de las hermandades rocieras de la zona centro, unas Hermandades, por cierto, que volverán a encontrarse el próximo fin de semana en Moratalaz, sede del VII Encuentro de Hermandades Rocieras de la Zona Centro.

Sin embargo, la visita más importante fue la de la persona que ostenta el cargo más importante dentro de la fe rociera, el mismísimo Presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Santiago Padilla.

En perfecta formación, las Hermandades, acompañadas de las Hermandades de Torrejón, asociaciones y políticos, fueron recorriendo las calles en una larga comitiva que habrían los tamborileros y cerraba el Simpecado del Rocío torrejonero.

Tras recorrer Torrepista y la calle Los Curas, el traslado solemne llegaba a la parroquia de la plaza, donde se iba a celebrar la misa sabatina de la Hermandad.

Pero la celebración poco tuvo de normal pues estuvo amenizada por el coro del Rocío de Torrejón, y se convirtió en un auténtico homenaje a los treinta años de historia de la Hermandad al participar buena parte de los Presidentes que ha tenido a lo largo de los años.

La misa terminaba con otra sorpresa, pues los hermanos aprovechaban la ocasión para bendecir y colocar en el Simpecado un broche donado por una hermana que adornará la imagen de la Virgen del Rocío en la localidad.

A la salida de la iglesia, un recuerdo para la noche más importante del culto rociero: el Simpecado salía de la San Juan Evangelista entre antorchas y con el humo azul como protagonista, exactamente igual que se presenta durante el Rosario que precede a la salida de la Virgen del Rocío en la Aldea.

Tras recorrer el espacio hasta el Paraíso, la fiesta continuaba, y lo hacía con más momentos históricos. Así, a la llegada del Simpecado a su sede, el coro rociero entonaba la salve en honor a la Virgen del Rocío, que terminaba entre fuegos artificiales que comenzaban tras los Vivas, y mientras el Simpecado era colocado en la carreta.

Tras los momentos religiosos, tocaba el acto institucional, en el que Torrejón se hermanaba con Almonte de forma simbólica, a través de un espectacular mural pintado por Manuel Ojeda que ya preside la fachada junto a la sede de la Hermandad del Rocío torrejonera.

Ojeda reproducía el skyline de la aldea del Rocío, con su histórica ermita en forma de concha, las casas y, por supuesto, las marismas de Doñana.

Pero la presentación del mural era solo el principio pues los rocieros torrejoneros aprovechaban la ocasion para entregar los primeros títulos de Hermano Honorario, que recayeron sobre el concejal de Obras Valeriano Díaz y el alcalde de Torrejón Ignacio Vázquez, que presidió todos los actos de la tarde.

Terminado el protocolo el coro rociero volvía a hacerse protagonista, y lo hacía para vivir otro momento histórico, pues entonaban, aprovechando la presencia de un miembro de la Hermandad Matriz la salve rociera que dedican los almonteños a la Virgen en los momentos finales de la procesión del Rocío.

La fiesta continuaba con un tono más distendido, pues, tras brindar por otros treinta años de Rocío, comenzaba un concierto flamenco que hizo bailar a los hermanos hasta altas horas de la noche.