El programa se deshace de la revelación televisiva de la temporada

El de anoche fue la crónica de una muerte anunciada. La expulsión de Maribel ya se adivinaba por los comentarios despectivos de los miembros del jurado desde el minuto uno de programa. Se afeaban todas las conductas de la veterana para preparar el terreno para la expulsión más dolorosa del concurso hasta ahora. Una sucesión de pruebas que buscaban la excelencia y como colofón un plato de alto rigor técnico fueron el caldo de cultivo perfecto para echar a una aspirante que día a día iba mostrando evolución además de representar la cocina tradicional que tanto pregona alguno de los miembros del jurado.

El capítulo comenzaba con una prueba para seleccionar al primer concursante inmune. Éste obtendría el delantal dorado, un tesoro para librarse de las complicadas pruebas de presión. Para presentarlo, nada mejor que actores de la casa que así de paso hacen promoción. El primero de ellos fue Tito Valverde que propuso cocinar unas vieiras. Mientras que el segundo plato corrió a cargo de Loles León (la nueva marquesa de Santillana en “Águila Roja”) que pidió a los concursantes que preparan un ceviche.

Solo podían coger un pescado por lo que mientras que José David se pilló un pulpo Eva prefirió un besugo. Maribel que no había cogido pescado, se agenció lo que sobró del besugo de Eva compartiéndolo con Juan Manuel mientras que Fabían, que había acordado con Eva compartir, se quedó sin pescado.

Al final y tras pocas deliberaciones (ninguna) Eva se alzó con el delantal dorado dejando a sus cuatro compañeros ante una prueba que habría de elegir el siguiente semifinalista.

En esta ocasión la prueba venía con sorpresa. Nada menos que 17 estrellas Michelín en manos de 9 cocineros españoles colaboraron en el programa. Eso sí, a cambio de una publicidad de sus respectivos restaurantes con un vídeo en el que solo faltaba poner el teléfono de información y reservas.

Los chefs propusieron un plato libre donde se puedan lucir los concursantes, valorar su creatividad y tener material para elegir al mejor cocinero.

Mientras unos siguieron con los postres (como Fabían), Maribel volvió a hacer patria de las alcachofas de Benicarló y elaboró un combinado con ellas. El plato de Maribel era simple, flojo y no aportaba nada a la nueva cocina que los “Michelín” fueron a representar pero sirvió para que la “princesa de las cacerolas” construyera un trono de alcachofas digno.

Juan Manuel tiró por el solomillo con salsa de boletus mientras que Eva se inclinó por el salmón marinado. Los cocineros quedaron muy satisfechos con el resultado (aunque tuvieron algunas discusiones) y al final acordaron dar el triunfo a Juan Manuel, apuntalando al aspirante una vez más y convirtiéndole en favorito.

Pero perfilaban los que tenían que jugarse la permanencia en el concurso: Maribel, Fabián y José David.

Y para dirimirlo nada mejor que una técnica de vanguardia que cuando vio Maribel lo que le tocaba, se derrumbó ante la impotencia de no ser capaz de hacerlo.

El plato, tenía firma de la casa. El autor era Jordi Cruz que les obligó a elaborar sus “ñoquis con trufas”.

El plato estaba plagado de dificultades técnicas entre las que destacaba la esterificación, la elaboración de un suero o el manejo del alginato. Todo muy moderno que dejaba pocas opciones a la de Benicarló. Ella lo sabía desde el principio y por eso lloró amargamente. Jordi se afanó en explicar las complicadas instrucciones de su plato pero Maribel que veía que tenía “más pasos que la Semana Santa” no se veía capaz.

Y como buena veterana acertó y la de Benircarló fue incapaz de reproducir la receta. Ni José David ni Fabián consiguieron su objetivo pero al menos no presentaron un plato que tomado en exceso podría provocar daños en el organismo. El jurado culminó su plan y expulsaron a la revelación televisiva de la temporada. Veremos si las audiencias lo perdonan o se resienten por tamaño atentado contra el espectáculo y el sentido común.

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