19
Jun
2013
Gran Hermano 14 (GH 14): Susana ganadora, Igor segundo y Desi tercera, Raki, última expulsada y las carpetas ganan a la estrategia Imprimir
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Mercedes Milá no confirma GH 15 en una gala con sabor a despedida

127 días después de que Gran Hermano se enfrentase a la final de Tu Cara Me Suena se repetía la historia, con otro protagonista. El formato de telerrealidad decidía emitir su final frente al programa revelación de la temporada Masterchef (y qué programa, sniff....). Mañana hablará Sofres, pero la impresión de hoy, viendo el share social, es que la cosa va a estar muy, muy igualada (MasterChef, que normalmente se mueve en torno al 40%, se quedaba en un 30; mientras que Gran Hermano, que alcanza el 80%, se conformaba con un 70%).

Así las cosas, el formato de telerrealidad que hizo historia hace ya trece años puede haberse marchado por la puerta de atrás, con la final menos vista de cuantas se han hecho, y sin haber enganchado nunca al gran público. La clave es si se ha marchado para siempre, o volverá renovado dentro de mucho tiempo. Y es que, al ver el cuadro completo de lo ocurrido con el programa en la última semana, una se da cuenta de lo que realmente ha sucedido: hemos vivido una final a seis, dividida en dos noches, decidida sobre la marcha tras la cancelación de la doble gala semanal, un acelerón en la mecánica que nunca estuvo en los planes de la productora, pero siempre en los de la cadena, y el intento por parte del programa de recuperar su espíritu contra el monstruo que ellos mismos habían creado desde hace tres años.

La gala final ha tenido un sabor muy especial para los fans del programa (los fans del formato, aquellos que disfrutan con las nominaciones, las estrategias, la dinámica de grupos y los movimientos de los concursantes, y no se dejan llevar por carpetas impostadas y por concursantes más preocupados por hacer bolos que por vivir una experiencia única en la vida), ya que ha estado cargada de símbolos, y de palabras que pueden tener doble sentido. La presentadora comenzaba el programa con un silencio mucho más elocuente que ninguna palabra: “Hoy termina Gran Hermano... 14”, y dedicaba unas palabras de cariño al equipo “que ha hecho posible este programa” cuando llegaba el momento mágico de que la casa se quedase vacía. Además, en ese momento Mercedes Milá soltó un speech cargado de simbolismo: “las voces se van para dejar lugar a lo que verdaderamente importa, el silencio”.

Por si fuera poco, el programa terminaba de una forma muy extraña. En lugar del tradicional “Nos vemos en GH 15”, Mercedes Milá subía las escaleras del plató para abandonarlo por primera vez en la historia del formato. Evidentemente son demasiados símbolos, dejados como las piedrecitas de Pulgarcito que nos llevan a una terrible conclusión: Gran Hermano tardará mucho en volver, si es que vuelve. Las razones, de sobra conocidas: el programa, uno de los mas rentables de la parrilla televisiva en tiempos de bonanza económica, es muy caro en tiempos de crisis publicitaria. A pesar del envidiable target comercial que tiene, no es fácil de vender como un programa familiar, y está cargado de estereotipos negativos que echan para atrás a los anunciantes. Si a eso se le suma una edición pésima como la que acaba de terminar, la excusa está clara y los resultados también.

Pero no hablemos del futuro (ya tendremos tiempo para hacerlo, seguro) sino del pasado más inmediato: Susana se convertía en ganadora de Gran Hermano 14 en una de las votaciones más reñidas de la historia del formato 52,8 frente a 47,2 %, cinco puntos frente a los dos que separaron a Ania de Ismael (curioso que sean precisamente la primera y la última edición las que comparten estos datos. Tal vez se cierra el círculo) y lo hacía ante un Igor que jugó sus cartas hasta, literalmente, el último minuto.

Si en el anterior post contaba cómo el vasco había puesto contra las cuerdas a Susana para que se decantase entre Gonzalo y Argi, en la tarde del día siguiente volvía a hacerlo, ayudada por Raki y Desi (recordemos que tanto ellas dos como Igor han estado fuera, y conocen la percepción que se tiene en el exterior de las cosas), y Susana volvía a meter la pata hasta el fondo, con otra frase que, de haberse producido antes, tal vez lo hubiera cambiado todo: “Yo soy muy cabezona y nunca reconoceré haberme equivocado con los Gemelos”. En cualquier caso, las palabras de Susana (las de la noche o las de la tarde), provocaban un vuelco en las votaciones, que situaban a Igor por delante horas antes de empezar la Gala. Sin embargo, la victoria del vasco fue efímera, y, justo antes de las diez, Susana se ponía en cabeza para no abandonarla nunca más.

A las diez y media, coincidiendo con el principio de MasterChef, la final echaba a andar, y lo hacía dejando fuera de la misma a la última expulsada de la edición, Raki, que, no obstante, conocía a sus fans dentro de la casa (fans que le dieron ánimos para ganar, cuando la chica ya estaba fuera, pero es lo que tiene Gran Hermano, que dentro están incomunicados....). Raki salía a las diez y media de la casa de Guadalix, y, justo minutos después, comenzaba oficialmente la final. Calli y el Dandee ofrecían una actuación justo antes de que los finalistas sintiesen el vértigo de la final y conociesen a sus fans. Los tres entraron en el Salón de Pruebas convertido en una gigantesca pantalla en tres dimensiones, y lo hacían para descubrir el nombre de la tercera finalista, Desi, a eso de las once de la noche. La de Sevilla se marchaba enfadada porque Igor siguiese dentro de la casa mientras ella había salido y la cara de pocos amigos le duró hasta llegar a Fuencarral.

Precisamente esa cara provocó un pequeño altercado durante la propia Gala: Mercedes Milá comparó la cara de Desi con una lechuga, hortaliza que es del mismo color que el vestido que llevaba Sonia. La canaria, muy ofendida por la comparación se marchaba del plató dejando a la presentadora con la palabra en la boca. No fue el único desencuentro entre Milá y los concursantes. La final fue el retorno a casa de la hija pródiga, una Argi a la que la presentadora dio bastante caña, lo que hizo que se enfrentase a su director de programa. Evidentemente el Argigate sigue pesando, y Mercedes Milá no se encontraba a gusto con cómo se habían desarrollado, esa misma noche, los acontecimientos.

Con los dos finalistas en la casa, el programa volvió a cometer el mismo error de realización que hace trece años (tal vez no sea un error, sino otro homenaje a la historia del formato). En sobreimpresión aparecieron los porcentajes sobre los concursantes a los que representaban, lo que desveló que la ganadora no era otra que Susana. Os recuerdo, para los más jóvenes, que ésto es algo que ocurrió en la final de la primera edición del formato, cuando el mismísimo Iván Armesto hizo notar a sus compañeros de final que ellos dos se estaban jugando los, por aquel entonces, veinte millones de pesetas del premio.

A las once y cuarto, y mientras MasterChef recibía a nueve cocineros con estrella, Raki entraba en plató, y lo hacía para enfrentarse a una entrevista demasiado corta para todo lo que ha dado de sí la concursante en los 127 días de juego. No hubo ni una palabra sobre su relación con Giuls, su traición a la ibicenca en la repesca, su participación en el primer Clan Igor convertido en Pelochismo después, o su sorprendente acercamiento a Desi de la última semana. Todas las preguntas se centraron únicamente en su relación con Juan Carlos (por algo decimos que las carpetas del nuevo Gran Hermano han ganado la batalla contra la tradición del que nos enamoró durante diez años).

Media hora después la que entraba en plató era Desi, y lo hacía convertida en una auténtica estrella. Nada más entrar le contaron lo ocurrido con Isabel Pantoja (debe ser la única noticia de actualidad que no ha entrado en la casa), y le propusieron convertirse en colaboradora de Sálvame. La entrevista continuaba con otro tema delicado: el vídeo que propició un comunicado oficial de la Confederación Españolade Asociaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales, COLEGAS, en que Igor se burlaba de la condición de Desi. La de Sevilla simplemente dijo que no había convivido con Igor, y que, probablemente, él estaba más reprimido que ella. Los que sí pidieron perdón fueron los que llevan ya un tiempo fuera de la casa: Kristian, Miriam y Juan Carlos, participantes también de la polémica conversación. La entrevista continuaba con más guerras: Rocío, amiga y defensora de Desi, se enfrentaba a los Gemelos, mientras que la concursante les llamaba “copia de Rafa Mora”.

Para apaciguar los ánimos, o todo lo contrario, la presentadora volvía a conectar con la casa justo en el momento en que la concursante más emblemática de MasterChef decía adiós al programa, y lo hacía para anunciar el nombre del ganador. Susana se convertía en ganadora de Gran Hermano a las doce y cuarto, e Igor abandonaba la casa dejando a la de Murcia vivir un momento único. Normalmente, en estos momentos de la “soledad del campeón” el programa organiza una gran sorpresa para él (míticos son el título de licenciado de Ismael, o las cabras de Pedro Oliva), pero por aquello de pasar de las tradiciones, a Susana sólo le dieron un móvil (que, por cierto, alguien había intentado cotillear, por lo que se activó el código PUK, un código de seguridad que bloquea el teléfono cuando se intenta meter el PIN tres veces seguidas de forma errónea). Eso sí, con el móvil Susana volvió a ganarse el corazón de gran parte de la audiencia al tomar una sabia decisión: pidió llamar a su madre en lugar de a Gonzalo, destrozando al programa sus sueños carpeteros, y al Gemelo sus intenciones ya confesadas. Por si quedaba poco claro, ya en plató remataba: “de la casa me llevo dos amores, diferentes, pero importantes: Gonzalo y Argi”.

Tras abandonar la casa de Guadalix, y cerrarla, tal vez para siempre, Susana ponía viaje a Fuencarral, mientras Desi seguía apagando fuegos (o encendiéndolos más). Contra los Gemelos dejó una frase lapidaria: “No hay comentarios estúpidos, sino estúpidos que comentan”; y se enfrentó, tenuemente, a su pasado (tenuemente porque la presentadora no le preguntó por los episodios más oscuros, sino por su niñez o su proceso de reasignación (tranquilos, que las demás preguntas las responderá, previsiblemente, en un Deluxe).

Como Igor no había llegado aún, el siguiente round del combate de Desi fue contra Ainara, que le recriminó algunas de las barbaridades dichas en la casa, en especial su sorprendente respuesta al “Cómeme el ciruelo” de Igor. Desi, por cierto, echó balones fuera, y no se dio por aludida ante la significación del vídeo.

A la una en punto de la madrugada el que hacía acto de presencia era Igor, que llegaba dispuesto a enfrentarse a todos sus ex compañeros. Sin embargo, el tiempo ya se estaba echando encima, y solo hubo tiempo para que se peleara con los Gemelos (recordemos que Sonia no estaba presente). Quince minutos después Susana hacía su aparición y lo hacía abrazando con fuerza a una Argi vestida de verde y a los dos Montoya a la vez. Precisamente este tema fue el único tocado durante la entrevista, en la que hubo momentos para el recuerdo, y poco más. A la una menos veinte, y para cerrar la edición, Pepe Flores se encargaba de entregar el maletín a su nueva dueña, mientras Mercedes subía las escaleras del vértigo para abandonar el plató después de hacer un último alegato cargado de perdones (“edición convulsa”, “muchos concursantes”, “dos expulsiones disciplinarias y una nominación disciplinaria”) y dejando sola a la ganadora.