El último debate no fue capaz de plantar cara a MasterChef en share social, y empató con Gran Hotel

“Ya hay personas trabajando en la 15ª edición de Gran Hermano que, espero, se emita muy pronto”. Con estas palabras, mucho menos contundentes que en anteriores ocasiones, Mercedes Milá abría la puerta a la posibilidad de que hubiese un Gran Hermano 15 (también está abierta la puerta a que haya una segunda temporada de Las Bodas de Sálvame o Fenómenos, por abrir puertas que no quede) manteniendo la incógnita sobre el futuro del programa, una incógnita, por cierto, que la cadena se encargaba de finiquitar volviendo a emitir la preciosa promo de “Gracias Gran Hermano”, una gran despedida del programa que ha formado parte de la imagen de la cadena durante trece largos años.

Así terminaba un debate que, desde luego, no pasará a la historia del formato: algunos, pocos, enfrentamientos entre Igor y el resto de concursantes, la presencia de Dobromira y Pili para declararse igoristas y Mercedes Milá poniendo en su sitio a unos concursantes que han ridiculizado hasta el extremo al diferente fue lo más destacado de un programa en que, para rellenar, volvimos a ver los vídeos de presentación de todos los concursantes. Mucha carpeta, el tema Dani (al que no se invitó al programa, pero que rellenó casi una hora del mismo), y alguna de las broncas sirvieron para completar el tiempo en que MasterChef se comió, literalmente, al formato de telerrealidad (no hablo de audiencias, que todavía no han salido, sino de share social. MasterChef siempre estuvo por encima del 50% mientras que GH difícilmente llegaba al 25%. Tras el final del concurso de cocina, los tuits se lanzaron hacia el capítulo final de Gran Hotel, que empató con Gran Hermano en periodo de coincidencia con cerca de un 40% de share social).

Tras el fin de los cocineros, el programa tomó nuevos aires, centrándose en el robo del maquillaje de Argi, las entradas de concursantes, las fiestas, los confesionarios, las pruebas, y la amistad entre Desi y Álvaro. El programa, además de con Mercedes haciendo publicidad de su Diario De, bailando el gangman style con Miriam y amenazando con tirar un zapato a los gemelos, terminaba con la resolución de dos temas que habían quedado pendientes durante el juego (resueltos quedaron, otra cosa es la imagen que hayan dejado en la audiencia): el juego de los rascas (la presentadora explicó que no había aparecido ninguno de los ganadores con una sonrisa que decía muchas cosas, y entregaba un cheque a Cruz Roja por diez mil euros), y el viaje de Zumba, que, ¡sorpresa!, se llevó Kristian (en realidad lo revistieron como doble premio: por un lado Susana se llevó un viaje a Fuerteventura para hacer un curso de monitora de zumba; mientras que el madrileño se llevó el viaje a Orlando para participar en la Zumba Convention).

Y al margen de Gran Hermano, Desi sigue convirtiéndose en la nueva estrella de Telecinco. Ayer aparecía como flamante nueva colaboradora de Sálvame Diario, y lo hacía con la actitud necesaria para sobrevivir en la jungla que es el programa: resbalándole absolutamente todo lo que dijeran de ella. Ni el presunto anuncio aparecido en Internet, ni su relación de amistad con Antonio Tejado, ni lo desvelado tan sólo 24 horas antes hicieron moverse una pestaña a la nueva diva de la cadena (sinceramente, si aguanta la presión, y parece que lo va a hacer, tenemos nueva estrella en Sálvame).