Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación.
Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies
02 Abr 2023 |
|
Sospechan que muchos de los que comparten pastos comunales no han pasado ningunaLos ganaderos madrileños llevan años denunciando que mientras que a la inmensa mayoría de ellos se les exige unas pruebas de saneamiento, cada vez más severas y exigentes, su ganado tiene que convivir con reses en pastos comunales, que supuestamente, llevan más de cuatro años sin pasar por la manga ganadera y ser saneados. Esta es la afirmación que realiza La Unión de Agricultores, Ganaderos y Silvicultores de la Comunidad de Madrid, UGAMA, con respecto a la cabaña ganadera de la Comunidad de Madrid aclarando que cuando emplean la palabra “supuestamente” lo hacen porque las distintas administraciones implicadas, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Comunidad de Madrid y Ayuntamientos gestores de los pastos comunales, utilizan la ley de protección de datos para tapar sus vergüenzas haciendo imposible saber cuántas y cuando se han realizado pruebas de saneamiento ni a cuantos animales. La única evidencia cierta que tienen los ganaderos que comparten los pastos comunales con los animales sin sanear, es que la mayoría de las vacas y toros adultos no llevan ningún crotal desde hace años, por lo que es fácil deducir que esos animales no han sido sometidos a prueba alguna. En la actualidad hay dos focos preocupantes de animales sin sanear y sin identificar, que pastan libremente por todo el Pre Parque y Parque Nacional de Guadarrama, uno formado por un grupo de veinte reses, aparentemente mostrencas, es decir sin dueño, y otro foco mucho más insólito, compuesto por animales de dos explotaciones cuya titularidad es de la misma persona, con un censo de unas veinte y setenta cabezas de ganado. También existe una docena de animales machos adultos, que cubren indistintamente todas las hembras que encuentran por el campo y que comparten pastos y bebederos, con más de treinta ganaderías de la zona, que si cumplen con las campañas de saneamientos ganaderos y tienen su cabaña en perfecto estado sanitario, lo que lógicamente provoca el asombro y cabreo de los ganaderos afectados. Para UGAMA, estos hechos ponen de manifiesto una vez más el fracaso del Programa Nacional de Erradicación Tuberculosis Bovina, que tras treinta y cinco años masacrando ganado y ganaderos, demuestra que es en sí una SIN RAZÓN. “Querer erradicar en animales domésticos una enfermedad que padecen con gran prevalencia animales salvajes, como corzos o jabalíes, con los que conviven diariamente las vacas, por muchos comederos o bebederos anti fauna que ahora nos quieren imponer, no es la solución y más si tenemos en cuenta que el programa carece de herramientas agiles y eficaces para combatir hechos como el que denunciamos” Afirma Alfredo Berrocal, Presidente de UGAMA. UGAMA considera que esta situación es intolerable ya que a pesar de que tanto Guardería Forestal como Seprona han emitido numerosos informes serios, profesionales y demoledores sobre el estado sanitario y de bienestar animal de las ganaderías que pastan sin sanear por el Parque Regional, la situación no cambia y la Administración esta siendo pasiva, lenta y farragosa y se encuentra enfrascada en trámites administrativos inútiles, como si los virus y las bacterias acatasen sus normas y estuviesen sometidos a sus caprichos tal y como lo están los ganaderos. La Organización Agraria hace un llamamiento a la unidad del sector para acabar de una vez por todas con este cáncer provocado por burócratas y tecnócratas de escaso nivel y políticos de pocas miras que año tras año para disimular su fracaso aumentan unilateralmente exigencias con nula participación e información del sector, tales como la obligatoriedad este año de sanear los terneros con destino a cebaderos, con el consiguiente coste económico, administrativo y laboral, que como siempre repercute en el ganadero. |