El Pleno de esta semana dibuja un nuevo panorama en el que todas las posibilidades están abiertas

No hay Pleno en Alcalá que no dé para aumentar la rumorología y las posibles alianzas entre los distintos grupos, y este último quizás haya sido el más clarificador. Cuando todo apuntaba a que los partidos de la oposición se encontraban en una perfecta sintonía que hacía peligrar el cetro de Bartolomé González, un cambio de rumbo ha alterado el equilibrio de poder. La razón hay que buscarla en las elecciones del próximo domingo, y, más concretamente, en el día después.

A nadie se le escapa que el actual alcalde de la localidad lleva desde hace unos meses intentando preparar su salto a la política regional, con un puesto algo más importante que el de diputado autonómico, pretensión en la que, por cierto, ha chocado frontalmente con otro alcalde de la zona hasta el punto de declararse la guerra tomando como excusa la gestión de basuras.

Si Bartolo consigue que le llamen desde Madrid, su puesto quedará vacante, aunque no hay que ser muy listo para saber quien lo ocupará. Precisamente el mismo que ayer ocupaba la Presidencia del Pleno complutense: Javier Bello, el que fuera, hace unos cuantos años, símbolo de la honradez para el electorado complutense, y, hace algún año menos, el enemigo íntimo del alcalde complutense, sería el recambio perfecto para desbloquear una situación que podría haberle costado la alcaldía al Partido Popular.

Con Javier Bello como alcalde, y Bartolo en otros lagos, la política complutense empezaría de cero la legislatura, lo que obligaría a todos los partidos a volver a tomar posiciones que hicieran posible la gobernabilidad del municipio.

La elección de Bello como alcalde abriría una época de pactos flexibles en los que la oposición no votara, por decreto, en contra, y se pudiese negociar entre las distintas formaciones cuales son los mejores acuerdos para la localidad complutense.