Pedro Sánchez se niega a debatir con el candidato y envía al exalcalde de Valladolid

La actualidad política de este martes pasaba, sí o sí, por el Congreso de los Diputados donde se daban cita políticos del PP de toda España para arropar a Núñez Feijóo en su Debate de Investidura, y es que, aunque las cuentas no salgan, Feijóo no pierde la esperanza de que este mismo miércoles sea investido Presidente del gobierno, o, en su defecto, el próximo viernes.

Para ello necesita alcanzar hoy 176 votos, de los que ya tiene 172; o el viernes conseguir más síes que noes, y para hacerlo ofrecía un discurso que no dejó indiferente a nadie. El popular no sólo rechaza cualquier Ley de Amnistía, sino que hablaba de recuperar el delito de sedición bajo la nueva fórmula de "deslealtad institucional" y endurecer las penas por malversación a cargos públicos.

Era lo más destacado de un largo discurso de casi dos horas que abría el debate más importante de la Legislatura, un debate que no fue tan interesante como pudiera esperarse, y es que el Presidente del Gobierno en funciones no tomaba la palabra para darle la réplica al popular, enviando en su lugar al exalcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Y es que Sánchez no tuvo un día fácil en esta primera jornada del Debate de Investidura. Así, a su llegada al Congreso los ciudadanos le increparon y abuchearon; y desde la bancada del PP le gritaron "cobarde" al no bajar a la tribuna de oradores para defender la postura de su partido. El otro punto de interés lo protagonizaban los partidos nacionalistas e independentistas que, por primera vez, podían hacer uso de su derecho a utilizar lenguas cooficiales. En concreto en esta primera jornada Junts y ERC utilizaban el catalán, debatiendo todos los demás en castellano.

El debate de investidura, previsto en el artículo 99 de la Constitución y regulado en los artículos 170 a 172 del Reglamento del Congreso de los Diputados, ha comenzado con la intervención del candidato a presidente del Gobierno para exponer, sin límite de tiempo, ante la Cámara el programa del Gobierno que pretende formar y solicitar al Congreso la confianza para hacerlo. Finalizada la intervención de Núñez Feijóo, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha suspendido la sesión a las 14:00 horas y ha anunciado su reanudación a las 15:30 horas con la intervención de los representantes de los grupos parlamentarios, en orden de mayor a menor durante un máximo de 30 minutos. En concreto, este martes por la tarde han intervenido los grupos Socialista, VOX, Plurinacional SUMAR, Republicano y Junts per Catalunya.

Hoy, miércoles 27 de septiembre, el pleno se reanudará a las 9:00 horas con la intervención de los grupos parlamentarios que no han tomado hoy la palabra. El grupo al que pertenece el candidato, el Grupo Popular, tomará la palabra en último lugar. Núñez Feijóo les podrá responder uno por uno o de forma agrupada. La segunda intervención de los grupos parlamentarios será, de acuerdo con los tiempos reglamentarios, de 10 minutos.

Una vez acabado el debate se procederá a la primera votación, el 27 de septiembre. La votación es pública por llamamiento, es decir, se nombra a los diputados uno a uno, por orden alfabético a partir de una letra elegida al azar, para que en voz alta digan "sí", "no" o "abstención" a la investidura. En esta primera votación, el candidato necesita el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara, es decir, 176 diputados, para ser elegido presidente del Gobierno. Si la obtiene, la presidenta del Congreso lo trasladará así a S.M. el Rey para que se nombrado presidente del Ejecutivo.

Si no la obtiene, se realizará una nueva votación pasadas 48 horas. En este segundo debate, que tendría lugar, en su caso, el 29 de septiembre, el candidato tendrá diez minutos para pedir el respaldo de la Cámara, y los representantes de los grupos parlamentarios dispondrán de cinco minutos. En esta votación, el candidato será investido presidente si obtiene mayoría simple, más votos a favor que en contra.

En caso de que Núñez Feijóo no obtuviera la confianza de la Cámara podrían tramitarse sucesivas propuestas siguiendo el mismo procedimiento: el Rey, tras consultar a los representantes de las formaciones con escaño en el Congreso, propondría candidato a través de Francina Armengol. Si en dos meses desde la primera votación de investidura no se hubiera investido presidente del Gobierno, el Rey disolvería ambas Cámaras y convocaría nuevas elecciones con el refrendo de la presidenta del Congreso.