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11 Jun 2012 |
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Lo sucedido el pasado sábado perjudica la imagen que pudieran tener los trabajadores entre los vecinos
Lo que todo apuntaba iba a suceder durante la Noche en Blanco acabó sucediendo. Y es que un escaparate mediático como ese era un lugar ideal para expresar las protestas de los trabajadores municipales, unas protestas que, al retrasar la convocatoria casi dos meses, se vieron incrementadas por los trabajadores de SACYR y los del Príncipe de Asturias, Sin embargo, no supieron aprovechar la oportunidad de hacer llegar la protesta al vecino, y perdieron toda la razón que pudieran tener al recurrir al único instrumento no permitido en una sociedad democrática: la violencia.
Y es que, obviando el lanzamiento de objetos, que sólo reconoce una de las dos partes, la simple actitud de acoso e intimidación a alguien ya es una actitud violenta totalmente incompatible con una institución democrática.
No obstante, y vista la secuencia de hechos, todo apunta a que nunca estuvo en el ánimo de los organizadores lo que finalmente ocurrió: los protestantes respetaron el flash mob, e intentaron no boicotear ninguno de los actos previstos, pero la fuerza de la masa arrastró a todos a unos actos que perjudican al colectivo.
La persecución por las calles de los concejales, más el acoso a unos políticos que estaban sentados en una terraza les hace perder, de un golpe, todos los puntos de simpatía que pudieran tener entre los vecinos, cargando de razón a los gobernantes.
Ahora a los sindicatos les costará enormemente explicar sus puntos de vista, pues, para el colectivo de ciudadanos, han demostrado una imagen muy alejada de la seriedad y solvencia que debe exigirse a los representantes de los trabajadores.
Lo ocurrido el sábado en Alcalá es, simplemente, inadmisible y exige, por parte de todos, gobierno y trabajadores, un evidente cambio de estrategia que debería desembocar en una nueva negociación de los tres asuntos en liza. |