La colaboradora de radio enterró sus opciones de victoria tras su alegato feminista

Han sido dos meses intensos de trabajo, de saltos, de sufrimiento y de largas jornadas en la piscina M-86 de Madrid, pero por fin conocemos quien se lleva el gato al agua y se embolsa los 50.000 euros del premio (teniendo en cuenta que Jesulín cobraba casi lo mismo por programa, parece testimonial). El ganador de la primera edición de Splash! (ya se están pensando en una segunda edición que probablemente no presentaría Arturo Vals) es Gervasio Deffer, el gimnasta tripe medallista olímpico y doble campeón olímipico en la disciplina de salto, ejecutó un espectacular salto del grupo de los tirabuzones con el que levantó al público de sus asientos. El gimnasta, se ganó el cariño del público en las publicidades con mortales, cabriolas y cariñosos saludos y el público, a pesar de no ser el favorito, le correspondió con el honor de ser el ganador del concurso.

A la final llegaron seis concursantes: Gervasio Deffer, Juanjo Ballesta, Dario Barrio, Lorena Castel, Daniela Blume y Canales Rivera.

A priori el favorito para ganar era Dario Barrio junto con Juanjo Ballesta, pero lesiones en ambos frustraron sus opciones al triunfo. Preocupante fue la situación de Darío que tras saltar, tuvo una mala caída y permaneció inmóvil durante unos segundos hasta que fue rescatado por Ballesta, que se tiró para sacarle de la piscina. El actor, también venía tocado de la lesión de la semana pasada y no pudo arriesgar tanto como le gustaría.

Era momento de despedidas y el actor quiso agradecer el cariño y el apoyo a Manuel Gandarias, su entrenador con el que se fundió en un enterno abrazo que fue correspondido con la vuelta al trampolín de Gandarias. “Llevo más de 20 años sin tirarme pero esto lo hago por ti porque para mí eres como de mi familia” le dijo emocionado a Ballesta antes de tirarse y hacer dos saltos, uno de prueba (un poco chufa) y otro mucho más bello.

A pesar de su lesión Juanjo sacó todo el partido a sus opciones y se metió en la terna de finalistas. La noche de Canales Rivera y Lorena Castel fue menos satisfactoria. La polifacética (cantante, comentarista, presentadora o actriz) se mostraba muy nerviosa momentos antes de saltar a la piscina y se notó. No ejecutó bien sus saltos y aunque contaba con el apoyo del público, el jurado le renegó a las últimas posiciones de la noche, por lo que no pudo optar al premio. Parecida situación a la de Canales Rivera que decepcionó con sus saltos (ya en semifinales demostró que no se encontraba en la mejor forma) y se quedó a las puertas.

Como os he comentado, Darío sí partía con serias opciones, pero la lesión le hurtó la posibilidad de pelear, ya que no podía mover el brazo. Se negaba a recibir asistencia médica pero al final y convencido por sus compañeros visitó al fisio que le dio permiso para volver a saltar. No así la médica que se encontraba en el plató a quien entrevistaron y aconsejó que se retirara. La lucha de Darío por saltar a la piscina no quedó ahí y se encaramó a los diez metros dispuesto a saltar. En primer lugar se barajó que saltara con burbuja para prevenir daños pero al final se optó por no dejarle. “Hay veces que lo valiente, no es saltar sino bajar por las escaleras” le aconsejó Daniela, que consiguió convencerle a regañadientes.

Daniela, una de las sensaciones del primer programa, partía con el voto favorable de la mayor parte del voto masculino de la piscina pero tras un alegato feminista que sonó prefabricado e incluso rancio perdió sus opciones de victoria. “Quiero ganar por ser una mujer, para demostrar que las mujeres también podemos hacer estas cosas”, palabras que sonaron desafortunadas y que a pesar de ser una de las mejores saltadoras le dejó con un porcentaje muy bajo, lo que levantó sorpresa en el público.

Juanjo Ballesta, quedó como segundo clasificado y Gervasio Deffer, como os he adelantado se llevó la victoria. Sorprende la reconciliación de Deffer con el público que, mientras que en su primer programa con un doble mortal y medio carpado desde el trampolín de tres metros, votado como el mejor salto por el jurado, consiguió la última posición por parte del público que casi lo expulsa, y ahora en la final, a la hora de la verdad, le vota como el mejor saltador.

Y por último comentar el número de Auryn que se atrevieron a ponerse el bañador y saltar para el deleite de los espectadores. El grupo, que entrenó durante una tarde quería tirarse de los diez metros pero al final y tras la lesión de uno de sus componentes, se decidió optar por saltos más asequibles.