40 costaleros, entre ellos, el alcalde, se encargaron de pasear la talla por la Zona Centro

La Semana Santa de Torrejón comenzaba ayer de forma oficial, tras el previo del Viernes de Dolores y el pregón oficial, y lo hacía con una procesión inédita: por primera vez en su historia, la talla de la “Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén”, la tradicional Borriquita, salía por la Puerta del Sol de la Iglesia de San Juan Evangelista a hombros, en concreto, transportada por cuarenta anderos, caballeros de la Hermandad de la Virgen del Rosario, que no dudaron en pasear una de las tallas más queridas por los vecinos por las calles de la Zona Centro de Torrejón.

Pero la celebración comenzaba un poco antes. Desde las nueve y media de la mañana, la Banda de Música de la BRIPAC se encargaba de despertar a los vecinos con un pasacalles por el centro de Torrejón. Los “paracas”, en una iniciativa que ya es tradicional, no dudaron en pasear por algunas calles del centro tocando tambores y trompetas y anunciando, al más puro estilo de las populares tamborradas de las ciudades del norte de España, que comenzaban las celebraciones de la Semana Santa.

A las once y media, y dentro del Templo, se procedía a la tradicional bendición de ramos y palmas, que precedió a la salida de la procesión, una salida que se hizo con la vista puesta en el  cielo donde unos nubarrones negros anunciaban lo peor.

Pero no fue así, y a los pocos minutos de salir de la Iglesia, el Sol se sumaba a la comitiva para no abandonarla más. El desfile abierto por los militares, y con los miembros de la Hermandad del Rosario transportando la imagen, una de las tallas más antiguas y queridas de Torrejón, salía de la Iglesia alrededor de las once menos cuarto, y ante una abarrotada Plaza Mayor. Detrás, las autoridades religiosas, civiles y militares y los torrejoneros, con palmas y ramos de olivo en sus manos.

Juntos fueron recorriendo la calle Los Curas y Ronda del Saliente, hasta llegar al Balneario de Virgen de Loreto, para después enfilar la calle Hospital hasta la Iglesia, donde se llegaba a eso de la una de la tarde, tras hora y media de procesión.

Sin embargo, este año el desfile fue muy diferente. La presencia de anderos dotó de mayor espectacularidad a una de las procesiones, junto con la del Encuentro, que más torrejoneros consigue congregar en las calles de la localidad. Y entre los costaleros, las autoridades civiles y militares, incluido el mismísimo alcalde. Pedro Rollán no dudó en transportar a la Borriquita como uno más de los cuarenta costaleros que llevaron la talla durante la procesión.

Y media hora después que la organizada por la Hermandad del Rosario, y en otra ubicación de la localidad, comenzaba una nueva procesión que cumplía dos años de vida: la Parroquia de la Magdalena ponía en las calles del Barrio de Fresnos una borriquita única en Torrejón: un burro de carne y hueso fue conducido por un alter ego de Jesucristo, mientras doce apóstoles de la localidad, y la Hermandad de la Vera Cruz alzaban las palmas al cielo.

Una impresionante puesta en escena que tuvo un mayor seguimiento que el año anterior, a pesar de su corta duración, y que, de seguro, irá ganando fuerza con el paso de los años.