Los hermanos desafiaron el calor para completar su procesión más festiva

Saetas, anderos, mantillas y tallas. Aunque lo parezca Torrejón no ha vuelto a Semana Santa, sino que celebraba en la tarde de ayer, y en pleno septiembre, una procesión como las de la Semana de Pasión. El motivo, rememorar, por todo lo alto, el encuentro en Jerusalén de la Cruz de Cristo un 14 de septiembre, es decir, el día de la Exaltación de la Cruz.

Y es que, tras el cambio de calendario que mandó la Fiesta Grande de la Vera Cruz desde la Cruz de Mayo hasta el mes de septiembre, ésta es la procesión festiva más importante de las que celebra la Hermandad de la Vera Cruz de Torrejón. Eso sí, por aquello de estar en pleno mes de septiembre, el protagonista indiscutible de la tarde noche no fue otro que el calor.

Así la celebración, tras los tres días de Triduo celebrado por los hermanos, comenzaba a las siete de la tarde con una Misa muy especial en la Parroquia de San Juan Evangelista. Una hora después, y tras coger la imagen del Cristo de la Vera Cruz, comenzaba un largo recorrido que llevaría al Titular por las calles de Torrejón en una comitiva de hora y media.

Vestidos con un traje muy distinto al que suelen lucir en abril, los hermanos salieron a las calles de Torrejón con la intención de hacer partícipes a sus vecinos de la celebración. Y además no estuvieron solos, ya que, junto a los miembros de la Hermandad, que formaban una larga comitiva de manolas y anderos, les acompañaron las Cofradías de la Virgen de la Cabeza y las Angustias de Alcalá; la Almudena de Madrid; y todas las de Torrejón.

Tras recorrer las calles del Centro, ya recuperadas de las obras que les obligaron a cambiar el recorrido en la pasada Semana Santa, los hermanos regresaban a la Parroquia para celebrar un fin de fiesta muy especial: a las puertas del templo les esperaba la otra titular de la Vera Cruz, la Virgen de la Soledad, transportada por las anderas de la Hermandad. Tras ver a su Madre, el Cristo, se “puso de pie” mientras sobre él caía una lluvia de pétalos de rosa, y justo antes de que el Coro de la Hermandad de la Virgen del Rocío les dedicase una canción.

Con cada vez más gente congregada en los alrededores de la Puerta del Sol de la parroquia, comenzaba la parte final del acto, con la entrada, a pulso, de la imagen del Cristo de la Vera Cruz entre los sones del Himno de España y los aplausos a los anderos del resto de la Hermandad. A continuación era la Virgen de la Soledad la que volvía a la Iglesia para escuchar la Salve que le dedicó el Coro rociero como cierre de la primera procesión de la temporada.