Los tres pasos con andas realizaron una levantá simultánea

Era, sin duda, la procesión que más expectación había causado en el programa de 2023, y guardaba una sorpresa que se llevó buena parte de las miradas. Así el nuevo paso juvenil, portado por niños de entre 12 y 14 años, procesionaba el Cristo Cautivo que adorna una de las hornacinas de la parroquia San Juan Evangelista. Un Cristo del que se desconoce su datación, pero que lleva toda la vida con los torrejoneros, observando desde su atalaya el paso del tiempo. Y ese Cristo, tras ser restaurado, salía a la calle para ser el protagonista de la procesión de la Pasión.

La tarde del Jueves Santo comenzaba como la noche anterior: en perfecta formación, y guiados por la Banda Municipal de Música, los Hermanos de la Vera Cruz, divididos en cuadrillas, cruzaron la Plaza hasta llegar a la Puerta del Sol. Cuadrillas, eso sí, algo distintas a las del Miércoles Santo, pues, sí por la noche son los Hermanos que portan al Cristo, y las Hermanas encargadas de llevar a la Virgen; en esta Procesión de la Pasión estaban divididos por edades.

Así los "minicostaleros" del paso infantil; los anderos del nuevo paso que, como sus Hermanos mayores, llevaban puesto el verdugo; y, por último, los Hermanos de la Vera Cruz, que se iban a encargar de llevar a la Virgen de la Soledad por las calles de Torrejón; llegaron a la iglesia a eso de las ocho de la tarde, para coger los tres pasos que iban a ser portados en andas.

Pero no fueron los únicos que procesionaron por las calles de Torrejón, ya que las tres carrozas habituales también abandonaban la parroquia. Y es que el nuevo paso no sustituye a ninguno de los tradicionales, por lo que con su inclusión la Procesión de la Pasión pasa a estar formada por seis imágenes.

La comitiva la abrían los cuatro "minicostaleros" de la "Santa Cena" cuya primera levantá recibió un fuerte aplauso de los que llenaban la iglesia. A continuación eran los siete jóvenes los que cogían al Cristo Cautivo; y por último los mayores hacían lo propio con la Virgen de la Soledad. Así comenzaba un largo recorrido por las calles del Centro tan sólo interrumpido en una ocasión para escuchar una saeta.

Un recorrido que terminaba algo antes de las nueve y media, con la Virgen de la Soledad recorriendo la calle que lleva su nombre justo antes de entrar en la Plaza, donde se iba a producir el gran momento. Y es que aprovechando, que eran tres las imágenes en andas, la Vera Cruz organizó una levantá simultánea de los tres pasos en plena calle Hospital que fue recibida con aplausos por el público, y que servía para despedir la Procesión

Pero aún faltaba un último acto, pues tras entrar, tanto el paso infantil como el juvenil, a pulso recorriendo entre aplausos los metros que le separaban de la puerta de entrada, y con los sones del himno de España de fondo, le tocaba el turno a la Virgen de la Soledad, que entraba de forma majestuosa, y que hacía una última revirá de espaldas para quedar situada en el mismo punto del que había partido.