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30
Dic
2018
Alcalá, Arganda, San Fernando y SanSe, en la crónica negra de 2018 PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Noticias Zona Este
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Foto cedida por CAMLa Comunidad de Madrid registró 34 homicidios durante el año

Con el fin del año toca hacer balance, y uno de los más habituales es el de homicidios, una estadística que termina con 34 muertes durante 2018 en la Comunidad, una de las cifras más bajas de las registradas desde que se realiza el estudio. Y entre ellos, cuatro se han producido en la Zona Este. Así, Alcalá, Arganda, y SanSe se han convertido en los últimos meses en centro de la crónica negra madrileña.

Así Alcalá vivió dos truculentos sucesos con tan sólo dos días de diferencia el pasado mes de marzo. El día 10 una mujer moría estrangulada en el piso que tenía alquilado en la calle Juan Vergara de la ciudad complutense. En concreto, era su casera la que encontraba el cuerpo de la víctima en la mañana del 12 de marzo después de intentar localizarla durante dos días. La casera encontraba a su inquilina muerta y desnuda sobre la cama sin aparentes signos de violencia, por lo que, en un principio, el asunto se trataba como una muerte accidental.

Pero tras la autopsia la cosa cambiaba: la víctima había muerto por asfixia mecánica, lo que activaba al grupo de homicidios, que encaminaban sus pesquisas a encontrar al autor. Así los Policías notaron que en la vivienda no se encontraban ni el bolso ni los móviles de la víctima, por lo que comenzaron una búsqueda para dar con ellos.

Esta primera investigación les llevaba a dos hombres, que fueron detenidos con los móviles de la mujer, y cuyo testimonio fue clave para encontrar al autor, que era detenido y enviado a la cárcel por el juez el pasado mes de julio.

En cuanto a lo ocurrido en la noche del diez de marzo, la investigación apunta a que la mujer habría invitado al autor a su casa para mantener relaciones sexuales, si bien la cita terminaba con el hombre estrangulando hasta la muerte a la víctima.

El 14 de marzo, de nuevo la crónica negra se hacía presente en Alcalá, donde un hombre de treinta años era apuñalado en la calle Doctora de Alcalá..Todo ocurría pasadas las cuatro y media de la madrugada, cuando un hombre recibía seis puñaladas en el tórax que le provocaban una parada cardiorrespiratoria. Los servicios del Summa conseguían revertir la parada trasladándole inmediatamente al Hospital Príncipe de Asturias, donde ingresaba en estado grave, si bien fallecería a la mañana siguiente. La investigación comenzaba enseguida, terminando, una semana después, con la detención de otro hombre, que, al igual que la víctima, tenía antecedentes policiales.

El 1 de mayo un MIR del Hospital de Alcalá, desaparecía en Avenida de América sin dejar rastro. Pero, tras cuatro días de búsqueda, el caso terminaba con la peor de las noticias: el cadáver de Pablo aparecía en un piso de Alcalá junto al de otro hombre, también trabajador del Hospital, y sin signos externos de violencia.

El terrible hallazgo se producía a las tres y cuarto de la tarde del 5 de mayo, cuando la Policía Nacional encontraba los cadáveres de dos hombres. Enseguida comprobaron cómo el aspecto de uno de los cuerpos era similar al del desaparecido.

Además los agentes realizaron autopsia a ambos cadáveres para descartar el homicidio como causa de la muerte, si bien ninguno de los cuerpos presentaba signos externos de violencia. Según las primeras hipótesis, todo apuntaba a que podrían haber fallecido como consecuencia de una noche de excesos, algo que confirmaría la autopsia explicando que la muerte de ambos se debió a una sobredosis de drogas.

El 10 de julio la crónica de sucesos llegaba a San Sebastián de los Reyes, donde un DJ argentino de 21 años fallecía tras ser golpeado en la cabeza con una barra de hierro y apuñalado por tres hombres en el Paseo de Europa. El crímen se producía a las diez de la noche, cuando Jonathan paseaba junto a su novia un perro. Según el relato de la chica, una furgoneta se cruzó en su camino, de la que bajaron dos hombres mientras un tercero esperaba al volante que, sin cruzar palabra, golpeaban al DJ con una barra de hierro y le asestaban dos puñaladas en la espalda antes de huir.

Los servicios de emergencia intentaron salvar la vida del argentino, pero no pudieron hacer nada ya que una de las puñaladas le seccionó la aorta provocando una hemorragia interna masiva.

Tras el asesinato, la Policía iniciaba una investigación en la que la novia jugó un papel crucial, ya que había anotado la matricula de la furgoneta. Tras encontrar a la propietaria, los agentes localizaron a los tres presuntos autores, porteros de la discoteca donde Jonathan había pinchado, y a la que tenía denunciada por no pagarle parte de su sueldo después de defender a otra compañera. Los tres hombres, que la Policía situaba como pertenecientes al “clan de los extremeños”, muy relacionado con el tráfico de drogas, eran detenidos tres días después.

Otro asesinato conmocionaba San Fernando el pasado 6 de agosto, si bien se producía a varios miles de kilómetros del Real Sitio. Así, una vecina de la localidad, Arancha López, fallecía estrangulada mientras paseaba por una playa cercana al hotel donde estaba pasando las vacaciones en Costa Rica.

El terrible suceso ocurría en la mañana del sábado 4 de agosto, cuando Arancha salía a pasear por la playa del hotel Laguna Lodge, antes de comenzar la visita al Parque Nacional Tortuguero junto al grupo de nueve españoles con el que se encontraba de excursión por Costa Rica. Al no aparecer para la excursión, el grupo comenzó a buscar a su compañera, encontrándola en la playa y con marcas de asfixia en el cuello.

Rápidamente los planes de vacaciones se truncaban para todos, permaneciendo en el hotel para declarar ante la Policía, y buscando un viaje de vuelta a España cuanto antes. Los que llegaban a Costa Rica eran los padres de la chica.

La investigación se ponía en marcha tras aparecer el cadáver, y llevaba a la detención del presunto autor en menos de 24 horas. Según la Policía costarricense, se trataría de Albin Díaz, un trabajador del hotel de 33 años y nacionalidad nicaragüense que se encontraba en situación irregular, y que se refugió en una casa abandonada de Barra del Colorado, una zona de la provincia de Limón muy cercana a la frontera con Nicaragua.

A pesar de todas las pruebas en su contra, el Tribunal encargado de adoptar las medidas cautelares, afirmaba, pocos días después, que no había suficientes pruebas para decretar la prisión provisional del nicaragüense, por lo que decretaba su libertad provisional sin fianza. Tras conocer la decisión del Tribunal de Pococí, la Fiscalía presentaba un recurso pidiendo la prisión preventiva, un recurso que llegaba justo antes de conocerse el resultado de la autopsia, que no dejaba lugar a dudas: entre las uñas de Arancha se encontró ADN de Albin Díaz, por lo que, ahora sí, entró en prisión provisional hasta que se celebre el juicio.

El de Arancha no fue el único asesinato de turistas en Costa Rica durante este 2018, pues, tan sólo 24 horas después de la muerte de la sanfernandina, dos turistas eran atacadas por dos hombres en otra playa del país, siendo estrangulada la mexicana Maria Trinidad Matus. La otra turista, una inglesa, lograba escapar llamando a la Policía. El 28 de noviembre otra mujer, la estadounidense Carla Stefaniak fallecía tras ser estrangulada con un cable en el hotel donde se hospedaba. El principal sospechoso fue el guarda del hotel.

El 21 de octubre era Arganda la que se vestía de luto, tras conocer la muerte de María José a manos de su marido. En concreto, ese viernes por la noche se entregaba un hombre de 70 años ante la Guardia Civil confesando haber matado a su mujer de 67, cuyo cuerpo acababa de aparecer en un pantano de Córdoba.

Según su relato, todo ocurría en la madrugada del Día de la Hispanidad, cuando el hombre acababa con la vida de su mujer a martillazos. Rápidamente cogía el coche para recorrer 350 kilómetros hasta el pantano de El Arenoso de Córdoba, donde arrojaba el cuerpo atado de pies y manos y con una bolsa en la cabeza.

Tras deshacerse del cadáver, regresaba a Arganda para interponer denuncia por la desaparición de la mujer, lo que iniciaba una búsqueda que terminaba de la peor forma posible el viernes a las dos de la tarde.

Ese día la Guardia Civil encontraba un cuerpo entre las localidades de Montoro y Adamuz, lo que provocaba que el presunto asesino confesase el crimen esa misma noche. Tras la confesión, el hombre era detenido y conducido a la cárcel de Estremera.

 

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