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24
Feb
2022
El PP decidirá su futuro en un Congreso Extraordinario la primera semana de abril PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por Congreso de los Diputados Carromero abandona el partido y Casado aguanta como presidente hasta el Congreso que encumbrará a Feijoo

En pleno 23F y justo siete días después de que comenzase la crisis más seria que ha vivido el Partido Popular en sus 33 años de historia, se firmaba la paz y como suele ocurrir en este tipo de situaciones no era una victoria completa para nadie. Así Casado se va, pero no ahora sino dentro de un mes; y Feijóo llega, pero tendrá que someterse al voto de sus afiliados.

Así lo decidían los barones del Partido Popular en una larga noche que cerraba una última jornada cargada de noticias. De tal forma,  a primera hora de la mañana Casado acudía al Congreso para participar en su última sesión de control como presidente del Partido Popular. Aunque estaba previsto que hiciese una pregunta al Presidente del Gobierno, Casado utilizó su turno de preguntas para despedirse del hemiciclo consiguiendo una fuerte ovación y abandonándolo justo después.

A continuación Ángel Carromero anunciaba su intención de abandonar el Partido Popular y todos sus cargos, evitando así las presiones para acudir a la Comisión de Investigación que va a abrir el Ayuntamiento de Madrid.

El propio Almeida explicaba que se compromete a que cualquier miembro del Partido Popular que sea llamado comparezca, pero no tiene capacidad para imponérselo a aquellos que ya no están en el partido.

Con Carromero fuera, el foco volvía a Génova a eso de laslocho de la tarde, cuando comenzaba la reunión de Casado con sus barones, una reunión en la que no estuvo presente Ayuso que, tras el ninguneo de Casado, optó por dirigirse al Wanda Metropolitano para animar al Atleti.

Tras recibir con honores a Feijóo, los líderes del partido a nivel autonómico comenzaban una tensísima reunión de más de cuatro horas que terminaba con armisticio. Así Casado se compromete a no presentarse al Congreso Extraordinario que se celebrará los días 3 y 4 de abril, probablemente en Madrid, dejándole el camino expedito a Núñez Feijóo. A cambio, el presidente gallego se compromete a no dar la batalla durante este mes y medio,  dejando que Casado se despida como sus antecesores en el cargo.

Eso sí, Feijoo afirma que no va llegar al partido con dedazo sino que serán los afiliados los que decidan si quieren que sea Presidente. La cumbre también servía para nombrar a aquellos encargados de poner en marcha el Congreso, que no son otros que Cuca Gamarra y Esteban González Pons.

Así se  cierra en lo político una crisis que ha puesto contra las cuerdas al Partido Popular hundiéndole hasta los peores resultados de su historia, según las encuestas, y abriendo una brecha inmensa entre cúpula y bases. En lo político, porque en la parte judicial parece que todavía habrá más capítulos. Así en la mañana de ayer los partidos de la oposición de la Asamblea llevaban a la Fiscalía una ampliación de la querella contra Ayuso tras conocer que había muy poco fondo en la primera presentada.

Esta vez los partidos pretenden que se investiguen otros contratos firmados antes del Estado de alarma y en los que sí rige de forma clara la Ley de Contratos del sector público. Esta vez sí podría haber algún tipo de materia judicial para investigar de no ser porque la primera querella se presentó por un contrato muy concreto, y tendrá que ser el fiscal el que decida si acepta o no como pruebas otros contratos que no tienen ningún tipo de relación directa con el primero.

Así, y a la espera de ver cómo evoluciona la parte judicial, el PP cerraba la crisis tras una larga semana en la que el partido llenó portadas y minutos de televisión. Una semana que comenzaba con la acusación de espionaje contra una presidenta autonómica, y que terminaba con la salida del partido del Presidente tras la dimisión 24 horas antes de su Secretario General, y una crisis que abría una brecha difícil de cerrar entre militancia y cargos dentro del partido que ha liderado el centro derecha durante las últimas tres décadas en España.

 

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