Los dos grupos comienzan a preparar sus estrategias de cara a la final

Desde anoche hemos entrado en una fase muy especial de Gran Hermano. La última semana en la casa es un homenaje a los valientes que han aguantado hasta el final del concurso, un homenaje continuo por parte de los redactores que han convivido con ellos durante cuatro meses, y un homenaje que les hace recordar todo lo vivido dentro de la casa.

El homenaje de este año comenzaba con el despertar del primer día de los finalistas: el Super les regalaba una canción especialmente compuesta para ellos por uno de los trabajadores del equipo en Guadalix. Pero no era la única sorpresa de la jornada: los concursantes se enfrentaban a su última prueba semanal: la campaña electoral, trufada de recuerdos de las pruebas que han vivido durante la edición: los cuadros del museo, el posé de Supermodelos, el juego de las sillas de la Feria de Abril, o el ovillo humano de las agujas en el pajar, han vuelto a la casa para acompañar a los cuatro (tres más uno) finalistas en sus últimos días de juego.

Pero mientras el programa se esfuerza por que estos últimos días sean inolvidables, los de dentro siguen jugando hasta el mismo final: Raki y Desi fortalecen su alianza, mientras que Igor y Susana comienzan a atacar a Raki, a la que consideran su principal rival. Por si fuera poco, Raki recuerda a Igor su actitud de la primera entrada y el cambio tras la repesca mientras Desi provoca a Susana para que se acuerde de los Gemelos.

Por partes. El primer día del fin de los tiempos comenzaba con Desi y Raki hablando de todo lo divino y lo humano en una tumbona. Obviamente ambas se dan cuenta de que son las únicas supervivientes al Susargismo, y son conscientes de que sólo una alianza puede evitar su destrucción total (creo que ni eso, luego lo cuento).

Con el despertar de sus compañeros, la estrategia de Raki cambio, y lo hizo para pedir explicaciones por algo que, sorprendentemente, nadie le había planteado a Igor hasta el momento (recordemos que Igor fue la cabeza pensante del llamado Clan Igor, formado por Kristian, Susana, Igor, Miriam y Raki, además de algún satélite, y que llegaron incluso a hablar de la posibilidad de repartirse el premio. Con su salida de la casa, Igor se transformó por completo, entrando con la intención de vengarse de aquellos que le habían expulsado y hacer ganadora a Susana). Igor justificaba su conversión en que las personas cambian de opinión. Sin embargo, el vasco entendió la puñalada trapera que acababa de recibir de la catalana, y no tardó en comenzar una campaña de ataque con Susana. Ambos afirmaron que Raki no se ha expuesto tanto como los demás (verbi gratia, es un mueble más), y el programa debe ganarlo alguien con tramas (y entrevista).

Pero el susargismo no es el único que juega: consciente de que cada vez que nombra a los Montoya, Susana se aleja algo del maletín, Desi no hace más que sacar el nombre de los Gemelos en presencia de Susana, consiguiendo exactamente lo que busca: que la de Murcia se deshaga en halagos hacia ellos.

Y mientras toda esta guerra larvada se sucede dentro de la casa, fuera la cosa está mucho más fría. No se si por la audiencia de la semifinal (una de las galas menos vistas de la temporada, perdiendo un punto y medio de share con respecto a la semana anterior, bajando en casi 200.000 espectadores, y, lo que es más grave, empatando en periodo coincidente con Chicote) o por otras razones, pero la campaña para elegir ganador no está siendo la guerra encarnizada que se esperaba. Parece que sin Sonia y Kristian las wallistas han desaparecido del juego, y, sin un enemigo al que batir, tampoco el Susargismo está movilizado. Ni que decir tiene que, si hay pocos votos en la final, puede pasar cualquier cosa de aquí al martes.

Tal vez por eso, para movilizar el voto, Mercedes volvía anoche al Deluxe, aunque, una vez más, con el mismo resultado que en las visitas anteriores: no se habló prácticamente nada del programa, y sí de los libros que firma Jorge Javier, o de la posibilidad de que Mercedes presente un programa diario en la cadena. Sobre Gran Hermano sólo una mención, que se le escapó a la presentadora: puede haber Debate final con todos los concursantes al final de la edición (al darse cuenta de que se había ido de la lengua, la Milá reculó afirmando que, después de terminar el programa se irá de vacaciones). Tampoco hubo mención a la posibilidad de que el programa no renueve para una decimoquinta edición, ni se le preguntó por la recta final de vértigo que está viviendo el programa. De lo que sí se habló fue de la posibilidad de que Desi se incorpore al plantel de colaboradores de Sálvame, algo que Mercedes vio con buenos ojos hasta recordar el caso Dani Santos. Sin embargo, la de Sevilla tiene muy claro lo que quiere hacer cuando salga de la casa: Desi quiere escribir libros infantiles, algo para lo que, afirma, le han dicho que tiene talento.

Dentro de la cadena nadie quiere hablar con claridad de lo que supone expulsar a siete concursantes en cinco días (la presentadora tan sólo hizo una mención velada durante la Gala del jueves: “aplaudís y no tenéis ni idea de lo que estáis aplaudiendo”), pero dentro de la casa fueron mucho más explícitos. A ninguno se le escapa que la salida precipitada de siete concursantes es una anomalía en el transcurso del concurso, y lo achacaban a malas audiencias, llegada de la Copa Confederaciones y ajustes de la parrilla. La cosa fue evolucionando hasta el síndrome “Castillo de las Mentes Prodigiosas”, preguntándose a que hora comenzará la gala final, y si al salir les llamarán para Sálvame.

Las especulaciones, no obstante, comenzaban antes de la Gala, pues, como recordaréis, ya sabían que el programa terminaba el próximo martes, y daban por hecho que habría más de una expulsión esa noche. Eso sí, todos estaban convencidos de que habría nominaciones, aunque fueran express antes de abrir teléfonos.

Termino con la conversación más interesante de la primera noche de los finalistas a solas. A eso de las cuatro de la mañana, Igor explicaba a sus compañeros, con todo lujo de detalles, lo que había ocurrido con Argi. Eso sí, como el vasco no es tonto, y no piensa arriesgarse a perder el maletín, en ningún momento dio información como tal, sino simples especulaciones sin dar nombres. Obviamente, y como tontos no son ninguno, las “especulaciones” de Igor sobre lo ocurrido con Argi fueron tomadas como una importante revelación por parte del resto, revelación de la que pidieron detalles en una suculenta conversación de casi una hora.