El hermano de Sonia afirma que el programa amenazó con manipular videos si no les daban el teléfono del novio de la canaria

Cada vez tengo más claro que esta será la última edición de Gran Hermano. No tengo ni idea de por dónde se romperá la cuerda, pero lo que está claro es que hay demasiados escándalos y polémicas como para que el formato sobreviva. El último lo protagonizaba César, el hermano de Sonia, a través de Twitter. El canario afirmaba que la productora del programa había amenazado a la familia con manipular los vídeos en contra de Sonia si no accedían a darles el número de teléfono del novio de la canaria.

En concreto el mensaje de la polémica rezaba: “amenazaron con manipular en contra d Sonia y a conciencia q han cumplido la amenaza cuando nos negamos a darle el tlf del ex”. La polémica está servida y es, probablemente, la peor a la que se enfrenta el formato en sus catorce ediciones. De ser ciertas las palabras de César, estaríamos ante unos hechos de extrema gravedad, ya que, si el programa manipula los vídeos en virtud de intereses de todo tipo, prácticamente nada de lo que se ve en las galas es real, pero sí es determinante a la hora de decidir ganadores, ganadores teledirigidos por una productora que cuenta una versión de los hechos tergiversada a una audiencia que confía en un formato con el sello de prestigio que le da su presentadora.

Siempre que se ha hecho alguna acusación de este tipo, el programa ha sido tajante: “no manipulamos vídeos, seleccionamos trozos de conversaciones mucho más largas”, argumento con el que han intentado callar la boca a cientos de concursantes descontentos. Pero ahora la situación se torna distinta, si son ciertas las acusaciones del hermano Walls. El programa actuaría conscientemente creando ganadores virtuales, y quitando toda posibilidad de victoria a los demás concursantes, unos concursantes que da igual como se comporten en el juego, pues su destino ya está escrito antes de entrar.

Si los Walls tienen evidencia documental (grabaciones) de estas gravísimas acusaciones, deberían ponerlo en conocimiento de la autoridad en materia de consumo y de la mayoría de ex concursantes, pues, de ser ciertas las acusaciones, podríamos estar ante el mayor fraude televisivo de los últimos años en España, un fraude que adquiriría tintes mucho más peligrosos al tener en cuenta que los votos para expulsar no son gratis. La acusación de César pone en entredicho la limpieza del juego desde hace trece años, y puede suponer la puntilla definitiva que mate el formato.

Pero la de César contra la productora no es la única guerra abierta a través de Twitter. Si ayer contaba que Lorena había amenazado a Leti con denunciarla, hoy la guerra de la de Valencia es contra Ainara, la mujer de Igor. Todo comenzaba porque Lorena acusaba a Igor de haber comido el tarro a las argistas para conseguir su entrada en la casa. Ante estas palabras Ainara afirmaba que la familia de Igor estaba pensando tomar medidas legales, lo que envalentonaba a Lorena, que se escudaba en la libertad de expresión, y anunciaba que iba a ir a un programa de la televisión valenciana para despotricar contra el vasco (esta trama, casi tan extraña como la de Lorena y Leti, es posible que tenga continuidad en el debate de esta noche, un debate en el que, en principio, conoceremos algo más sobre el proceso de repesca, y veremos como están los porcentajes de cara a la expulsión del jueves).

Por suerte para el debate, no toda la guerra está fuera del programa. Dentro de la casa los repescados siguen haciendo de las suyas. Os recuerdo que habíamos dejado a Sonia llorando desconsolada y amenazando con abandonar el programa el domingo por la tarde. Al día siguiente, la canaria maduró su idea, y no la cambió demasiado. Aprovechando la llegada del Gran Hache informó a sus compañeros de que pediría un mensaje de la sobrina de Kristian para el Pelocho a cambio de su nominación. Sonia quiere saber si gusta o no al público, y ya no tiene miedo de salir nominada (otra cosa es que la organización se lo permita). Supongo que esta noche sabremos si se atrevió finalmente a pedir su deseo.

También Susana visitó a la boca de los deseos de esta edición, aunque en su caso la petición es todo un misterio. La de Murcia no quiso soltar prenda a ninguno de sus compañeros sobre el contenido de su deseo. La que sí habló sobre el deseo, o más bien, sobre la contraprestación, fue Yessica, que afirmaba estar dispuesta a entregar sus puntos de nominación a otro concursante si el Gran Hache cumplía sus demandas.

Y mientras, en el Apartamento, Miriam intentó, sin éxito poner a Giuls en contra de Igor, que siguió defendiendo al concursante vasco a pesar de las insinuaciones de la superviviente. Giuls, con muy buen criterio, terminaba la conversación con una frase lapidaria: “da igual que te pongan buenas caras. A la hora de la verdad, si tienen que nominarte lo harán” (gran lección que no sirve sólo para Gran Hermano).

Más cosas. Desi y Saray tenían una pequeña gran trifulca a costa de la prueba semanal (en la que el relax está brillando por su ausencia). La de Sevilla criticaba a gritos la forma en que estaba etiquetando las almohadas, provocando una situación de tensión que se solucionó enseguida.

Y con todos estos mimbres, el debate de esta noche se presenta muy completito: la guerra contra Igor, las lágrimas de Sonia, la ofensa a Juan Carlos (que, por cierto, ha tenido consecuencias que ahora mismo os cuento), y el jacuzzi pelocho auguran un programa muy interesante, y más les vale, pues hoy compiten contra la repesca de MasterChef, una repesca en la que uno de los concursantes volverá y Maribel aprenderá a torear.

Termino ya con dos cosas: La Asociación de Tartamudez de España ha pedido formalmente a Mercedes Milá que se disculpe por los comentarios en tono de mofa que hizo del colectivo, y Kristian nos descubrió un sorprendente episodio de esos que la censura nos omite: según el Pelocho un hombre intentó entrar en la casa de Gran Hermano sin conseguirlo, pero profiriendo gritos e insultos.