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02 Jul 2022 |
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Jesús Hernández GallardoHace 25 años la Guardia Civil liberó a mi compañero José Antonio Ortega Lara, funcionario de prisiones, como yo mismo. Recuerdo aquella mañana a muy primera hora, como acostumbro a estar en pie, escuché a Antonio Herrero dar la estupenda noticia en la radio, creo que fue Antena 3 Radio y en casa nos pusimos a escucharle con devoción, sin perder detalle, lo poco que se sabía en aquel momento. Fueron para mí momentos emocionantes, cargados de sensaciones de triunfo al saber que, por fin, tras 532 días de secuestro, veía la luz, la que se le había negado en un zulo inmundo y deprimente. No le he conocido personalmente, porque, aunque hemos trabajado los dos en Nanclares de la Oca, han sido en épocas no coincidentes. Durante su despiadado secuestro yo me encontraba en Alcalá de Henares y de manera sistemática alzábamos la voz, como gesto testimonial, para que, si alguien podía interceder en favor de él, lo hiciera sin condiciones. Sin embargo, nadie movió un dedo, tan solo los de siempre, la Guardia Civil y sus implicaciones en investigar indicios, sospechas, corazonadas y coincidencias. Una mezcla de todo ello dio con las pistas definitivas del lugar donde se le ocultó, una empresa con un taller húmedo, cercano al río, donde José Antonio encontró un hábitat insano, que le habrá generado sus secuelas en la actualidad. Salió de allí alejado de la realidad, como un fantasma que regresaba a este mundo, indefenso y ajeno al boom mediático que le esperaba. Para nosotros, los funcionarios de prisiones, fue una explosión de alegría tras el sufrimiento colectivo. El panfleto informativo abertzale Eguin lo tituló: "Ortega vuelve a la cárcel" con babosa complicidad en el disgusto. Han demostrado lo que son, unos heraldos del terrorismo de ETA, así se han mostrado mientras les ha valido en el País Vasco y han ido engañando día tras día a una opinión pública dividida, aunque con miedo a la crueldad que ha imperado en un ambiente dominado por la pólvora de la parabellum 9 mm. La Guardia Civil sacó desde las entrañas de su propia inteligencia y perseverancia unas intuiciones que les valió como un imperio, un triunfo ante la maldad. Por desgracia hoy en día habrá muchos jóvenes que no sabrán de quien se trata José Antonio Ortega Lara, pero para otros muchos que hemos vivido, se trata de un símbolo de libertad, de un triunfo del equilibrio mental de la sociedad en contra del crimen y el asesinato terrorista. Ahora ya, lejanos en el tiempo a tanto daño como se ha hecho a las fuerzas de seguridad del Estado, el propio Gobierno de España, del PSOE de Sánchez, se asocia con sus sucesores de Bildu. Dicen de ellos que son gente de bien, se les blanquea como si nunca hubieran existido, como si no hubieran asesinado a 800 personas, entre otros políticos de todo el colorido del arco parlamentario, también socialistas. Será el precio de la estabilidad parlamentaria, el toma y daca de ayudas mutuas, de fusión de camaraderías, de inquietudes compartidas y desprecio a todos los que no piensen como ellos mismos. Yo me tapo la nariz, el hedor es insoportable, no puedo con ello. Como tampoco podrán otras muchas personas que, con corazón socialista, tienen que soportar semejante deslealtad sin paliativos. No es de extrañar que este socialismo de Sánchez pierda en Andalucía y en Madrid por goleadas, también en Galicia y Castilla-León... y lo que les queda por ver. Me alegro por José Antonio Ortega Lara, por haberle encontrado y por pensar que, aunque le pueda quedar alguna secuela todavía latente, lo haya superado y sea un símbolo de libertad para todos los que le aplaudimos. Enhorabuena José Antonio por esos 25 años de libertad plena.
Jesús Hernández GallardoExfuncionario del EstadoTorrejón de Ardoz |