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06 Oct 2019 |
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El manto, rojo y durazno, lucía un gran escudoEra el comienzo de los actos religiosos en honor a la Virgen del Rosario, y Torrejón se volcó. Durante más de cinco horas asociaciones, partidos políticos, casas regionales, hermandades y vecinos fueron dejando flores para que los Caballeros de la Virgen del Rosario formasen un espectacular manto de color rojo y durazno. La tarde comenzaba, como marca la tradición, con el nombramiento del Caballero de Honor, que, en esta ocasión no es otro que Marcelino Gómez. Tras recibir la banda comenzaba oficialmente la ofrenda, y lo hacía con sorpresa, pues en lugar de acudir los portavoces de los grupos municipales en representación del Ayuntamiento, lo hacía el alcalde acompañado del exalcalde y el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Tras ellos comenzó el largo desfile de asociaciones durante cerca de una hora, antes de que los vecinos, que llenaban buena parte de la Plaza y la calle Hospital comenzasen a llevar las flores a la Ofrenda. Y para amenizar la espera, nada mejor que la música, que llegaba por parte de la Rondalla, el grupo de gaiteros Lume de Biqueira y la comparsa de los Gigantes y Cabezudos, que al día siguiente serían protagonistas absolutos. Y así, mientras los Caballeros iban colocando las flores sobre el ninot de la Ofrenda, y bajo la atenta mirada de la Patrona, las horas fueron pasando. Tras el pregón comenzaba el concierto de Ana Belén, que coincidía con la última parte de la Ofrenda y ponía una música muy especial a la colocación de las flores que iban formando el manto. Y justo cuando Ana Belén entonaba "España, camisa blanca", una de las últimas canciones de su recital, los Caballeros tomaban posiciones entorno a la Patrona torrejonera. Colocando las andas comenzaron un Traslado Solemne desde la Plaza hasta el interior de la iglesia, que no dejó de ser accidentado. Así el enorme volumen del trono de la Virgen obligó a los Caballeros a cruzar bajo los árboles doblando las rodillas, un esfuerzo añadido a las cinco horas y media de la Ofrenda. Pero pasada la medianoche, la Patrona de Torrejón entraba en la parroquia de San Juan Evangelista acompañada por los Caballeros y Damas de la Hermandad, y buscando el lugar en que aguardaba la Procesión del domingo con la que terminaban las Fiestas torrejoneras.
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