Solo la Agonía se quedó en el templo

Parecía imposible viendo como se había desarrollado la semana, pero el milagro ocurrió en pleno Viernes Santo. Así tanto el Medinaceli como la Virgen de la Soledad podían salir de sus templos iniciando sus tradicionales procesiones por las calles de Alcalá. Eso sí quien no tuvo tanta suerte fue el Cristo de la Agonía, privando de una de las imágenes más espectaculares de la Semana Santa Complutense, como es ver amanecer entre los edificios del casco antiguo cerrando la madrugá alcalaína En su lugar un abarrotado convento de las Franciscanas acogió un pequeño acto de oración que inició el Viernes Santo Complutense.

Con semejantes precedentes, todo apuntaba a que la tarde también iba a ser diferente a las de años anteriores, pero no fue así. Un tiempo mucho más despejado, con incluso tenues rayos de sol, invitaba al optimismo. Y así el Jesús de Medinaceli celebró su tradicional Procesión Trinitaria, aquella que coincide con el día de salida del paso en Madrid, y además poniéndose sus mejores galas para estrenar imagen, pues a la Virgen de la Trinidad y San Juan Evangelista se le unía María Magdalena en el paso que acompaña al Señor de Madrid. Y es que, a diferencia de lo ocurrido el día anterior, esta vez sí los 1.500 esclavos del Medinaceli salían del Colegio de Málaga y lo hacían para realizar un recorrido de casi cuatro horas que, por aquello de la amenaza de lluvia, se recortó ligeramente.

Y mientras el Medinaceli teñía de morado las calles, la Reina de Alcalá también se hacía presente. La Virgen de la Soledad abandonaba la iglesia de Santa María la Mayor para hacer un recorrido más corto de lo previsto, y además, no fue la única Virgen que paseó con la Cofradía, pues, al igual que el Medinaceli, la Hermandad de la Soledad estaba de estreno. ya que el Sagrado Descendimiento incorporaba una nueva figura, que no es ni más ni menos que la de la Virgen María.

Para terminar los Días de Pasión en Alcalá, a las once de la noche partía de la Catedral una de las procesiones más impactantes de la Semana Santa complutense marcada por el silencio y la oscuridad. Sin casi riesgo de lluvia, y tras realizar el Juramento de Silencio, los hermanos del Santo Entierro tomaban las calles para vivir una procesión de casi dos horas y media que va apagando las luces de la ciudad a su paso.