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20
Feb
2013
Gran Hermano 14 (GH 14) Día 8: audiencias, remordimientos y Juan Carlos confiesa a medias PDF Imprimir E-mail
Los Blogs del Telescopio - El Choniblog
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Igor e Iván se ríen de Álvaro, mientras el italiano revoluciona la casa

La semana pasada para comenzar esta crónica no me quedaba más remedio que recurrir a la imaginación para rellenar espacio, pero desde ayer todo ha cambiado. Los concursantes han tardado una semana en despertar, pero lo han hecho a lo grande, el problema es que, posiblemente, ya sea demasiado tarde. En seguida os cuento todo lo que ha pasado en los dos últimos días (ayer, por todo lo ocurrido en la Gala y, sobre todo, después de ella, no resumí la jornada), pero antes dejadme que llore un poco: Gran Hermano, el programa que nos hizo soñar, reír y, muchas veces, llorar, está en serio riesgo de cancelación. El programa del lunes, sin competencia de ningún tipo, no consiguió pasar del 18% de share, y, lo que es infinitamente más grave, no alcanzó los dos millones y medio de espectadores, por lo que Telecinco ha acelerado los preparativos para estrenar, posiblemente el lunes 4 de marzo, y en sustitución del formato de telerrealidad más importante de España, Mira quien salta, el nuevo concurso de saltos de trampolín con famosos del que hace unas horas os informaba.

Así, el próximo lunes Gran Hermano tiene su última oportunidad, y, supongo, tirará la casa por la ventana, aunque no creo que vaya a ser suficiente. El programa se enfrentará a una gran Gala especial de Tu cara me suena para luchar contra los desahucios, y, si sin competencia ha conseguido  unos datos más que discretos, todo hace pensar que los datos de la semana que viene serán para echarse a llorar.

Para evitarlo, Zepelin y  Telecinco tienen que montar una gala de reenganche de la audiencia, algo infinitamente más potente que la triple expulsión de GH 11, o la absurda expulsión disciplinaria de GH 12. Se impone una gran gala en la que el público no tenga tiempo de cambiar de cadena: expulsión de Igor, entrada de Brodomira, reencuentro con Miriam, y conseguir, como sea, que Lorena vea la nominación de Juan Carlos, es el único guión que puede, y aun así, con reservas, permitir pensar en la continuidad del formato.

Pero si el programa está sentenciado (cuando tenga un post menos cargado, analizaré las razones del fracaso), disfrutémoslo mientras podamos. Carpe Diem, que decían los clásicos. Y precisamente eso es lo que hace Kristian, que no tiene descanso: el lunes comenzó en la cama de Raky, ya que, al parecer la nominada necesitaba mimitos en su posible última noche dentro de la casa; justo la noche anterior tenía una conversación con Miriam y Juan Carlos que fue el desencadenante de lo que sucedió a la hora de las nominaciones; por la mañana se despertó echando de menos su cepillo de dientes y acusando a la casa de haberlo escondido ( un beso, Raquel Abad), para después descubrir que estaba entre las cosas de Juan Carlos; la mañana la pasó tonteando con Sonia, y pidiendo un último masaje a Giuls; por la noche, y tras la expulsión, sintió celos del nuevo; al día siguiente afirmó empezar a sentir algo especial por alguien ¿Sonia?; a mediodía (es un decir), tuvo un pequeño rifirrafe con Iván a costa de unos espaguetis (el Pelocho llegó a comer y se encontró con que no le habían dejado comida, ante lo que Iván le echó un puñado de los suyos en un gesto que el madrileño interpretó como de mala gana); y por la tarde, entre tonteos varios con Sonia, se vio envuelto en una discusión sobre Rihanna, después de preguntarle a Noe si consideraba que su cuerpo, el de Kristian, era corriente. Por si era poco, terminaba la jornada afirmando que no le importaría conocer a Lizfany Emiliano (Que tiemble la Posada de las Ánimas cuando este chico esté  suelto).

Pero al Don Juan de Guadalix le ha salido competencia; Edo, el nuevo, ha llegado dispuesto a disparar a toda la que se ponga a tiro, y de momento, ya ha lanzado dardos contra Sonia y Susana, provocando los celos de Kristian y Dani, que empieza a sentir algo especial, y ayer afirmaba que si se lía con alguien dentro de la casa, eso supondrá que la relación con su chica no era tan fuerte como pensaba. Y lo cierto es que su  chica debería empezar a temer: ayer comenzó el día invitando a su cama a Susana, tras darle la mano a través del pasillo.

La chica, temiendo por cómo se pueda ver fuera (se verá mal, ya que hay poco contenido para rellenar el debate), no quería que la comparasen con María la Jerezana, y su polémica relación con Hugo. Y es que, entre unas cosas y otras, la murciana tiene tres pretendientes: Dani, el más avanzado; Juan Carlos que tiene pinta de no acabar de lanzarse; y Edo, que se tirará a la piscina en cuanto vea que hay agua.

Es curioso, porque la chica no da precisamente juego en la casa, y casi no aparece en las tramas, pero siempre es el objeto de deseo de los machos alfa, que comienzan a proliferar por doquier. El Pelocho, que no pierde el tiempo; el italiano, con dos lanzamientos de caña en 24 horas (ni Matías en sus mejores tiempos); e Igor, que ya lo ha intentado con varias, pero que parece, solo tiene feeling con Miriam, la superviviente.

Pero por suerte, no solo de amor, o lo que sea, vive Gran Hermano, y las nominaciones fueron las protagonistas absolutas de las horas previas a la Gala. Todos los movimientos que no se habían producido durante la semana estallaron en algo menos de 24 horas, cambiando por completo la estructura de grupos, y provocando lo que sucedió en las nominaciones. Comenzamos el domingo por la noche. Lorena preguntó a Miriam si la iba a nominar, y la del Costa Concordia dijo que la tenía en duda.

La valenciana consideró la respuesta como un sí, y empezó a movilizar a su grupo contra Miriam, a lo que la fan de Bisbal hizo lo propio: reunió a Juan Carlos y Kristian con nocturnidad y alevosía y les convenció, aunque sin explicitarlo, de que nominasen a Lorena. El resto ya es historia de la televisión: los tres nominaron a la valenciana, junto a Igor e Iván, provocando la primera bronca de Gran Hermano 14.

Sin embargo, y como casi siempre, esta traición tuvo consecuencias. Y es que, ante todo Gran Hermano es una escuela de vida, tanto para los de dentro, como para los de fuera, en la que se aprenden asignaturas como la traición, la hipocresía, la amistad, el amor, y, ya que ninguno se postula a político, el remordimiento.

Tanto Miriam como Juan Carlos (Kristian está demasiado ocupado con las pulsiones como para preocuparse de sentimientos) sintieron ayer la llamada de Pepito Grillo, aunque ambos reaccionaron de forma diferente: la titánica, como la llaman en Twitter, optó por confesar a sus compañeros, aunque utilizando la mentira como justificación: Miriam explicaba su nominación a Lorena porque ésta le había dicho que iba a nominar a Giuls. Juan Carlos, mucho más atenazado por los sentimientos encontrados, optaba por una doble vía: convertirse en el paño de lágrimas de Lorena, y aguantar estoicamente que la estilista de uñas le dijese, en broma, que le había nominado; y estallar confesando a Raky que había nominado a alguien muy querido, aunque sin decir ningún nombre.

Es curioso lo que puede cambiar el concurso en menos de 24 horas: si después de la traición Juan Carlos estaba sentenciado, los remordimientos y la posible confesión a Lorena pueden hacerle recuperar el maletín, aunque, eso sí, la audiencia no perdonará una nueva traición, y exigirá adhesión inquebrantable a la valenciana hasta la misma final.

Sin embargo, hay indicios de que la valenciana sospecha algo: ayer interrogaba a Dani sobre el sentido del voto de Kristian, a lo que el DJ intentaba escapar por la tangente; y después echaba cuentas para descubrir quienes la habían nominado, aunque, por supuesto, le faltaba un voto: el de Juan Carlos. Justo en medio de esas cábalas se produjo la llegada de Juan Carlos que terminó con el Judas del siglo XXI refugiándose en Raky. Lorena da por hechos los votos de Igor, Kristian, Iván y Miriam, por lo que solo le falta descubrir la traición para acabar de montar el puzle. Conociendo el control del juego que tiene, la visión periférica que demuestra, y el conocimiento de sus compañeros, la chica no tardará en preguntar por lo ocurrido en la noche del domingo, descubriendo la traición de su niño mimado para regocijo de Telecinco.

Sin embargo, el juego de la traición no fue el único movimiento táctico que se vivió en las horas previas a las segundas nominaciones del juego: Giuls y Raky pactaron volver a nominar a Argi (algo francamente difícil pues las tres estaban nominadas); Dani daba por hecha la salvación de las Zipi y Zape; e Iván decidía, o hacía público, que iba a nominar a Lorena.

Sin embargo, tras la expulsión todo cambió: Dani empieza a acercarse a Lorena, a la que convenció para pedir perdón por las formas de la noche anterior, y ampliando aún más ese perfil de topo. (Un buen topo tiene que asegurarse llegar hasta el final, por lo que tiene que estar en el grupo de los favoritos, para provocar situaciones que les hagan protagonistas). Lorena se disculpó en la comida de los espaguetis de la discordia, por las formas de la noche anterior, aunque no por el fondo. La valenciana sigue considerando a Igor un hipócrita que se acerca a ella únicamente para quedar bien de cara a la audiencia.

El día de la expulsión tuvo una clara protagonista, participante de casi todo lo interesante que sucedió en la casa: la mismísima Giuls. La ibicenca dejaba una última perla cuando se mostró detractora de las marcas blancas. “Yo solo consumo cosas de marca” soltó la joven (ahora que está fuera y se habrá enterado de lo de la carne de caballo, no sé si sigue pensando lo mismo). También justo antes de salir hizo algo que toda la audiencia estaba deseando hacer desde hace muchos días, gritarle a Iván que dejase de hacer el tonto. Y es que, si las imitaciones del valenciano se hacen pesadas un rato, aguantarlo 24 horas sí es sentir el vértigo. Iván achacó el brote a la situación de nerviosismo y siguió con su particular imitación de Jaime Ostos. Siguiendo con el imitador, ayer incluyó un nuevo nombre a su nómina de personajes: la propia Giuls, a la que todavía tiene que perfeccionar la voz.

Y hablando de nominas, ayer, como todos los martes, fue día de paga. Los concursantes fueron entrando al confesionario para firmar su contrato, que se renueva semanalmente, y luego estuvieron discutiendo sobre cuanto cobra cada uno (en eso la casa es un fiel reflejo de lo que sucede fuera), para descubrir que siempre hubo clases: los que viven en Madrid cobran algo menos por estancia al no tener desplazamiento, mientras que los que llegan de fuera cobran bastante más.

También sobre dinero se habló ayer: una conversación de Kristian afirmando que, si entra su ex novia, abandona, nos permitió para conocer la cuantía de la multa de este año: 30.000 eurazos  que demuestran que en Zepelin no hay crisis.

Mas cosas (ya he advertido que este post iba a ser largo). Una plaga se acerca a Guadalix, y no son los chistes malos de Iván. Raky y Miriam se quejaban de una especie de ronchas y granitos que les estaban saliendo en las piernas, justo un día antes de que también Kristian sintiese los efectos. Todo apunta a que los hongos han llegado a Guadalix, y es que la primavera está a la vuelta de la esquina.

Y ahora hablamos de rajadas: los dos últimos días los concursantes han empezado a soltar la lengua para demostrar que Lorena no es la única estilista de la casa. Justo antes de la expulsión se producía un episodio francamente lamentable dentro de la casa: Iván e Igor hacían mofa de la desgracia de Álvaro, el concursante efímero que se rompió los húmeros al volar en su entrada. Ambos, tras acordarse de él con bastante cachondeo, le dedicaron una peculiar versión de la  canción de Bustamante, No soy un Superman.

Ayer los que le daban a la sinhueso eran Iván (no solo imita, también recorta, como Rajoy) y Miriam, que le hacían un traje a medida a Lorena. La estilista de uñas tampoco se quedaba corta, y se mofaba de los defectos físicos de Igor, como respuesta a un penoso comentario que hizo el concursante sobre las chicas gordas.

Noe también fue protagonista, al contar a la casa que pone zapatos rosa a su yegua, que habla con ella y, lo más sorprendente, que el caballo la entiende. En otro orden de cosas, la Princesa de Guadalix insinuaba un turbio asunto de malos tratos en su pasado, tema que salía cuando Kristian e Iván hablaban de Rihanna y que terminaba con las lágrimas de Noelia.

Para terminar contaros que la próxima prueba haría las delicias del ex alcalde de Alcalá de Henares: un gigantesco panel servirá a los concursantes para jugar al Apalabrados, y que los expedientes X continúan dentro de la casa: Kristian ya había conocido a Edoardo el día en que firmó el contrato (¿no estaba el casting abierto?), y Noelia e Igor también se conocían fuera. Por último hasta mañana, que hablaremos del primer debate, en el que más les vale que pasen muchas cosas, algo que puede dar juego en los próximos días: Lorena se está planteando pedir algo al Súper para dejar de roncar (que gran medida del “doce meses, doce causas” se ha perdido).

 

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