La próxima gala puede haber doble expulsión, con motivo de la prueba semanal

El asunto del que todo el universo GH está hablando subía ayer de intensidad, y es que la Asociación de Víctimas del Terrorismo pedía la expulsión inmediata de Argi por su broma de la noche anterior. La AVT, después de pasarse todo el día recibiendo menciones al respecto de lo ocurrido justo antes de la fiesta del martes, respondía de forma oficial a lo ocurrido, y lo hacía a través de un mensaje en su cuenta de Twitter que no puede ser más contundente: “Esperamos que la dirección de Gran Hermano y Telecinco actúen de manera inmediata y expulsen una concursante por pedir "la vuelta de ETA". La respuesta de la AVT pone en el centro de la polémica a un asunto que, tanto el programa como la cadena, intenta obviar (no hay ni una sola mención en las noticias del programa, y sólo se habla de ello, aunque con profusión, en los comentarios de los distintos blogs).

El asunto, uno de los que más revuelo causó en las redes sociales, provocó el pronunciamiento de la propia Presidenta de la AVT. Ángeles Pedraza hablaba del asunto en dos tuits, y retuiteaba comentarios sobre el caso. La Presidenta respondía a alguien que intentaba quitar hierro al asunto alegando que era una broma: "pues que no hagan bromas de ese tipo. Te imaginas que gracia nos hace a los que nos han matado un familiar?", y "que haga bromas con su vida, tiene edad de saber que cosas no se deben hacer ni aunque pidas perdón. Duele". La cosa no paraba de crecer, y anoche eran más de 120 los retweets que llevaba ya la petición de la AVT.

Todo comenzaba cuando el martes por la noche Argi hacía un comentario muy desafortunado, bromeando con que “la única manifestación a la que había ido era para que volviese ETA”, comentario del que rápidamente se desdecía afirmando que era una broma, y que esperaba que no tuviera consecuencias.

Volviendo a Gran Hermano, el programa no puede seguir mirando para otro lado, y debería hacer algo al respecto, simplemente para que quede claro que no todo vale en televisión, y como ejemplo para el público que ve el programa de que la Ley está para cumplirla, y su incumplimiento conlleva consecuencias (ya que los políticos no lo hacen, que lo haga la tele).

Dejando a un lado este tema, esta noche hay debate, un debate que será diferente por varios motivos: en primer lugar, hoy comenzará la segunda fase de la repesca (probablemente los más votados pasen a vivir en el apartamento hasta la próxima gala, sea cuando sea); y en segundo lugar, este puede ser el último debate en jueves (a día de hoy, el futuro del programa sigue en el aire, pues el día que se barajaba para su emisión, el martes, acaba de ser ocupado por la miniserie Niños Robados, que se estrenará la semana que viene. Así al debate sólo le queda la opción de volver al domingo, en tándem con Alba). Además, el programa anunciaba ayer (a través de Kristian), que habrá un importante cambio en la próxima gala: el equipo ganador de la prueba semanal tendrá un privilegio en la nominación que puede terminar con la expulsión de alguien (¿está preparando el programa el terreno para las expulsiones dobles?).

Más cosas sobre la prueba, que ha sido el tema central durante todo el día (hasta la confesión de Saray, de la que luego hablo). Hoy no tengo menos que felicitar efusivamente a los guionistas del programa por la prueba de esta semana, una prueba pensada, estudiada y creada para fomentar el mal rollo (ya era hora), y las confesiones en la casa. Y es que, lo que parecía que iba a ser una prueba en la que se creasen dos grupos que compitiesen entre sí, se ha convertido en un auténtico polvorín que va a dar mucho juego en los próximos días.

Como comentaba ayer, la prueba se basa en que los concursantes vayan aprendiendo superpoderes, y cada uno de estos superpoderes tiene una capacidad especial para provocar cosas en la casa: una de las pruebas consiste en quedarse pegado a una pared, prueba que ya ha provocado conflictos porque está permitido, pero no es obligatorio, ayudar a los compañeros. Kristian montaba en cólera porque ninguno de sus amigos le ayudó a quedarse pegado a la pared cual mosca a la fruta.

Otro de los superpoderes es la telekinesia, que ejercitan acertando la comida que sostiene su compañero justo enfrente. La clave de esta prueba está en que, al más puro estilo GH 11, cuando fallan en su apreciación, reciben descargas eléctricas. De momento, solo Sonia se ha quejado, pero démosles tiempo. La tercera prueba es la hipnosis, y es, con diferencia, el mayor acierto del juego: los concursantes tienen que someterse a un juego de la verdad en el que no pueden mentir a su compañero. Eso sí, las confesiones quedarán entre el hipnotizador y el hipnotizado, con Álvaro como árbitro (enseguida vuelvo a estas conversaciones, porque han dado mucho juego). La cuarta prueba es la paralización, un juego, aparentemente absurdo, que consiste en que no pueden moverse si uno de los miembros del equipo contrario les toca. Decía que aparentemente absurdo, porque también ha provocado más de un encontronazo entre los distintos concursantes; y la quinta es el cariño, que ha provocado acercamientos mucho más que efusivos entre Carlos y Susana (la concursante llegaba a quejarse de que el gemelo se estaba propasando en su cariño).

Las conversaciones del juego de la verdad (que, probablemente, llenen el debate de esta noche, pues poco más ha ocurrido en la casa en los últimos días) dejaron grandes momentos, como las confesiones de Susana de que seguía echando de menos a Dani; de Gonzalo, que sintió celos de prácticamente todos los chicos de la casa por Susana; de Sonia, que se estaba enamorando del Pelocho; de Desi, que odiaba a Iván y estuvo enamorada de Adrián; y Saray, que sometió a un auténtico tercer grado a su presunto ex novio. La madrileña le preguntó por su relación con el Comando Sevilla, por su intención de nominar al Pelocho, o por su distanciamiento con ella. Iván salía por donde podía, pero soltaba a Saray una frase que, probablemente, fuera el detonante de lo que pasó por la noche: “Tengo una persona fuera y quiero evitar malos entendidos. Quiero una relación cordial, no quiero ser tu gran amigo, me debo a otra persona”. (sea verdad y sea mentira la trama de estos dos, es evidente que se ha puesto en marcha).

Por la noche era Saray la que confesaba, aunque ella lo hacía delante de sus compañeros: “Me presenté al casting para vengarme de Iván dentro de Gran Hermano”. La confesión, por supuesto, abre nuevos interrogantes, como ¿como es posible que la concursante supiese que Iván iba a entrar en la casa? O ¿si llevan dos años sin hablarse, cómo se enteró de que el chico se había presentado al casting. La explicación de Saray era, cuanto menos rocambolesca: según explicaba, intuyó que el chico iba a entrar en la casa porque el año pasado se quedó de reserva. La confesión, mucho más profunda de lo que pueda imaginarse, da pie para recordar aquello que contaba Raki hace cinco días: la chica le había contado que estaba con Iván en la fila para hacer el casting de Madrid, y a nosotros nos da pie a que cada vez tengamos más claro que esta relación no es más que un burdo montaje, un montaje en el que, si es cierto que Iván fue reserva el año pasado, podría comenzar a verse la mano del propio programa.

Pero al margen de especulaciones, hagamos como que nos creemos la versión de Saray. La chica entró, muerta de celos porque Iván encontró un recambio para su amor tan solo un mes después de dejarlo con ella, y con ganas de venganza a la casa de Gran Hermano, algo que podría explicar el apego que tiene a todos los varones de la casa (especialmente si están en remojo). Según esta trama, la chica lo único que buscaría acercándose al Pelocho o a Carlos es provocar celos en su ex, que parece haber pasado página por completo a aquella relación.

Si la noche de ayer nos dejaba esta confesión la noche anterior nos llevaba, una vez más, al oscuro mundo de la estrategia. Desi intentaba, durante una fiesta especialmente corta, pactar las nominaciones con Yessica, pero la chica no estaba por la labor. Es más, le fue con el cuento a Saray y Nacho, probablemente para intentar ponerles en contra de la sevillana. No es la única estrategia que se ha puesto en marcha dentro de la casa. Si el martes por la mañana se producía un pequeño encontronazo entre Raki y Argi, ayer se repetía con algo más de intensidad, aunque con los mismos planteamientos (dentro de la casa intuyen que uno de los cinco habitantes originales se llevará el maletín, y la guerra ya ha estallado entre ellos).

Precisamente en esa guerra se enfrascaban Kristian y Susana, por culpa de los Gemelos. Los sevillanos confesaban a Kristian que iban a intercambiarse durante la prueba para tener más posibilidades de ganar, estrategia que el chico confesaba a Susana, integrante de su equipo, y que no tardaba en hacerse público. Los gemelos, al enterarse de que todos sabían lo que iban a hacer, pidieron, a gritos, explicaciones a Kristian, en una conversación en que Susana no dudó en ponerse del lado de los de Sevilla. La bronca terminaba con una confesión de Kristian a Sonia que transforma por completo la imagen del Pelocho, dándole una dimensión estratégica que le puede llevar lejos, si sabe explotarla: “sabía que se lo iba a chivar, por eso se lo dije a ella. Si quieren jugar, vamos a jugar todos”.