Según Hazte Oír, solo se emitieron nueve minutos de anuncios durante las tres horas de La Noche de los Exploradores

El boicot de Hazte Oír continúa, y ya comienza a notarse en los bloques publicitarios. Según la Asociación (que tiene pinta que es, junto con esta Choni bloguera, la única que sigue viendo el programa íntegro), en la noche del lunes tan sólo se emitieron nueve minutos de publicidad real (anuncios pagados), siendo sustituido el resto del bloque por telepromociones, teletiendas y productos de la cadena.

Obviamente, ni tengo tiempo ni ganas de medir la publicidad del Campamento, pero, si lo que dice Hazte Oír es cierto, el programa y la cadena tienen un serio problema, porque no serían sólo seis las marcas que se habrían bajado del carro. Esta situación empieza a ser demasiado similar a lo que sucedió con La Noria, y me temo que terminará igual: con la desaparición del programa, y la “promesa” por parte de la cadena de moderar sus contenidos. Veremos cuales son las víctimas colaterales.

Lo que sí es cierto es que el lunes se notó una reducción muy considerable del número de cortes publicitarios, reduciéndose a uno en prime y dos en late, lo que, por cierto, le vino muy bien a la escaleta, que recuperó el dinamismo al obligar a pasar de un asunto a otro sin pasar por los anuncios.

No obstante, a pesar de ese recorte publicitario, el público ya no está en el Campamento. El lunes volvió a batir su récord negativo, congregando frente a la pantalla a menos de 800.000 espectadores, en una noche en que la audiencia se decantó por la pelea de futboleros (no va con segundas, o tal vez sí) entre “Tiki Taka” y “Punto Pelota”.

Volviendo al Campamento, Hazte Oír, en su habitual comunicado diario (¿que sería de este post sin él?), afirmaba haber conseguido en sólo seis horas más de diez mil apoyos a la segunda fase de su boicot, una campaña que, afirmaban, enviarán también a la Asociación Española de Anunciantes para que tomen partido. De momento, Hazte Oír recuerda a la AEA que tiene como misión “que los asociados comuniquen sus mensajes de manera ética, responsable y eficiente”, tal y como reza el anuncio que todos hemos visto en más de una ocasión.

Pero como no todo gira en torno al boicot, el programa celebraba ayer una nueva Última Hora, en la que vimos la entrada a caballo (esa sutil ironía), con mochila y con perro, de Pocholo Martínez Bordiú como nuevo Explorador VIP.

Además de la entrada del último revulsivo del programa, Karmele se convirtió en la total protagonista del formato: tras su peculiar paso por la Plaza de Toros de Mombeltrán, montó otro show en un centro de estética de Arenas de San Pedro, y todo por descubrir que Noemí Merino es la gran favorita de la audiencia tras la salida de Pedre (pido a la productora que potencie las excursiones de Karmele, porque son un auténtico filón). Karmele visitaba Arenas para disfrutar de su premio por ganar el polémico juego de las duchas asquerosas, y lo hacía visitando un centro de estética donde debería haber tenido un tratamiento a base de chocolate (por cierto, Noemí, que también tenía ese premio, lo cambió por un masaje de fresa, a la que no es alérgica), pero la concursante se negó en rotundo, provocando, según sus compañeros, el hartazgo de las trabajadoras.

Karmele se marchaba del centro de estética sin saludar a sus múltiples fans que se agolpaban a las puertas del recinto, gritando, por cierto, “Noemí es favorita” (como le gusta a la audiencia crear polémica).

La revelación cayó como un auténtico jarro de agua fría sobre Poppie y sus compañeros, que comenzaron a pactar las próximas nominaciones intentando deshacerse de Montalvo, único apoyo de la canaria. Así, todo apunta a que subirán a la palestra a Esteban o a Sonia, sabiendo que sólo un peso pesado puede romper el poder noemista.

Más cosas: Olvido se iba de la lengua con sus compañeros contando lo que realmente sucedió en Los Yébenes tras la aparición de su polémico vídeo, y lo hacía afirmando que casi todos los vecinos le habían dado la espalda (normal, por otra parte, si se refiere a ellos como “pueblo de paletos”), a excepción de, por supuesto, su familia. Hormigos, que se sabe en la calle, recibía una última sorpresa en forma de llamada de su padre, una llamada que, como ya es habitual, no pudimos escuchar hasta casi el final. Y es que si por algo pasará a la historia esta noche eso es, sin duda, por la cadena de catástroficas desdichas en que se convirtió la edición: vídeos sin sonido, otros que entraban a destiempo, absoluto caos en el programa, llamadas que no se oyen, y un largo etcétera que muestra por qué este programa tiene mucho que mejorar en futuras ediciones, si las hubiera.

Eso sí, poco a poco el programa va convirtiéndose en algo más real y menos impostado. Los concursantes, que llevan más de un mes encerrados empiezan a estar hasta las narices del juego (por algo los campamentos de verano no duran más de quince días), y saltan por cualquier cosa, y de formas que demuestran que ya no están haciendo vídeos. Nos ha costado treinta días, pero parece que por fin comienza de verdad el reallity.