El programa lidera en share social, aunque con comentarios muy negativos tras la no expulsión de los Gemelos

Yo lo siento, pero esto ya no hay por donde cogerlo. Menos mal que solo faltan tres semanas de juego, porque si no esta Choni bloguera se cortaría las venas. Gran Hermano 14 ya está en el Olimpo como la peor edición de toda la historia del reality. Hace mucho que dejó atrás a Gran Hermano 8 (y la trama entre Naiala y Dani Lopez, el insigne actor porno), y a GH 12 (y la extraña relación entre Laura y Marcelo, desterrados ambos de la televisión a los pocos días del final de la edición, pues su presencia hundía las audiencias). Este GH 14 ya ha superado con creces los precedentes: un casting inicial pésimo, empeorado aún más por unos intrusos totalmente insulsos y anodinos, y rematado por una audiencia controlada por las carpeteras.

La cosa empezó mal y continúa peor. Tras las salidas de todos los que destacaban un poco, la casa se ha quedado llena de muebles, y con una única trama interesante (la guerra Sonia- Igor), a pesar de que sigue habiendo diez habitantes dentro de la casa. Ya ni las fiestas, que se han convertido en una competición por quién bebe más y en el menor tiempo, ni los intentos desesperados del programa por mover algo los cimientos consiguen otra cosa que fomentar el hastío general en el público, y entre sus compañeros.

Esta noche vivíamos otro momento para olvidar, y que la productora tendrá que explicar a la cadena, cuando, contra todo pronóstico, el programa decidía salvar a los Gemelos. Si hace una semana decía que el trato del programa al tema Marta del Castillo había sido exquisito, dejando una semana la expulsión exigida por la cadena, ahora me parece una auténtica temeridad que mañana mismo puede tener consecuencias. La productora ya tomó un camino de no retorno en su comportamiento durante el caso Argi, pero lo de anoche va mucho más allá. Saben perfectamente que, si no es con los mensajes de las carpeteras, la edición no será rentable, y están dispuestos a seguir manteniendo a las parejas, incluso por encima del criterio del público, un público que anoche convertía en Trending Topic la gala, aunque no por buenos motivos. La no expulsión de los gemelos revolucionaba Twitter, casi como en la noche en que los mismos seres se “salvaron” contra Anabel. El problema está en que esta vez las consecuencias son imprevisibles. La cadena encargó a la productora que tomase medidas tras el escándalo de Antonio del Castillo, y, en lugar de eso, el programa ha decidido premiar unos comportamientos absolutamente inadmisibles en televisión.

Comparaba antes GH 14 con GH 12 (la edición que estuvo a punto de suspender su final cuando la cadena se enteró del comportamiento de dos de los finalistas), y con GH 8 (la edición con el peor guión de toda la historia del formato, y con los concursantes más cañeros), pero esta vez la situación excede con mucho aquello. Lo ocurrido entre Laura y Marcelo lo vivimos entre Argi y Gonzalo a los dos días de la entrada de los Gemelos; y las bromas de Dani el Sucio, y Dani López se quedan en nada comparados con algunos comentarios hechos este año. Por todo ello, espero un giro radical en las tres semanas que quedan, porque si no, se van a quedar solos (las carpeteras, el único público que les queda, huirá en masa cuando comience El Número 1 dentro de dos semanas).

En cualquier caso, el programa, que no la audiencia, como se encargaba de dejar muy claro Desi en su nominación, decidía salvar a los Gemelos, expulsando en su lugar a Yessica Piqueras, la prima de Pedro Piqueras, según la Milá (cuidado con este tipo de bromas, que ya sabemos todo lo que pueden dar de si), con un porcentaje desconocido y que entraba en plató a horas totalmente intempestivas.

Con una macroentrevista de tres minutos que se centró únicamente en llamarla mueble, despacharon a una concursante que, aunque a ellos nunca les haya interesado, ha tenido tramas dentro de la casa: su relación de amor/odio con Adrián, su pelea y amistad con Desi, o, más recientemente, su amistad/ carpeta con Nacho, pero el programa prefirió dejarla de concursante anodina, y centrarse, otra vez, en los tocamientos de Miriam e Igor (esos que tanto aburrían a la presentadora hace tres semanas, pero que ayer volvieron a interesarle). Yessica se despidió de la casa del mismo modo que convivió dentro: sin dar demasiado de que hablar. Ella misma lo decía en su entrevista: “no entiendo por qué me llamasteis” (ni tu, ni nadie, Yessica. Ni en tu caso, ni en el del 80% de tus compañeros).

Con semejantes mimbres, es evidente que el programa está sentenciado, y los únicos culpables son los responsables, que continúan pensando que su público es imbécil y está dispuesto a tragarse cualquier cosa. Mañana veremos si es así.