La Gala del lunes anuncia un nuevo elemento en la mecánica del juego

Como todo lo que ocurre en la casa de Gran Hermano es totalmente real, los sentimientos se magnifican y nadie puede estar fingiendo 24 horas al día (todas estas son frases utilizadas por el programa cuando les acusan de propiciar, o permitir historias impostadas dentro de la casa, con la única intención de conseguir audiencia), Igor y Miriam se marcharon al Deluxe para demostrar que lo vivido durante más de dos meses fue todo real. Eso sí, también invitaron a Mike para contárselo a la cara.

Sinceramente, anoche asistimos al, probablemente, montaje más descarado de la historia del concurso si exceptuamos la escena de ducha entre el Feroz y Flor. A la vista de los últimos acontecimientos, y dejando ya muy claro que todos estaban jugando a lo mismo (tal vez Igor al principio no, pero después ha entrado al trapo hasta el fondo), vamos a repasar todo el culebrón: Miriam entra en la casa de Gran Hermano pocos meses antes de su boda con Miguel, su novio desde hace seis años y con el que se salvó de morir ahogada en el Costa Concordia gracias a haber visto Titanic; la chica entra y enseguida busca un apoyo (con o, malpensados), dentro de la casa, apoyo que encuentra en Igor, un vasco casado legalmente con Ainara, con la que tiene un hijo. La relación de ambos va fructificando, mientras Miguel ve vídeos en los Debates del programa, y Ainara se deja querer en las redes sociales.

Miguel concede una exclusiva a la revista Sálvame en la que anuncia que la boda está cancelada, que sienta fatal a la productora, por lo que se decide vetarle del programa (curiosamente no del debate, donde entra por teléfono). Mientras, y en la misma noche, Ainara hace acto de presencia, también por teléfono, diciendo a Igor que se aleje de Miriam, (tal vez porque los vídeos ya estaban, y no hacía falta mucho más). Unas semanas después, y tras cortar en directo con Miguel, Miriam abandona la casa, sometiéndose a un linchamiento público por parte del programa (y de Telecinco, que sobrevive con la chica durante dos semanas).

Para darle algo más de entidad a la trama, Amor, concursante del pasado, entra en la historia afirmando que tuvo más que palabras con Miguel y contándoselo con todo lujo de detalles a una Miriam que pensaba que durante la publicidad las cámaras no grababan. A los quince días el que sale de la casa es Igor, justo el lunes pasado, y comienza a enfrentarse a su amiga cebando la entrevista en el Deluxe. El siguiente capítulo (enseguida cuento todo lo ocurrido en la entrevista), lo veremos dentro de unas semanas, pues, según apuntaban en el programa, Ainara ya ha posado para la revista de moda (es curioso, este año vamos a tener más portadas de familiares de concursantes que de concursantes propiamente dichas, cosas de no saber hacer un casting).

Así la entrevista comenzaba resolviendo el cebo dejado en el Debate de la noche anterior: sí hubo tocamientos mutuos en la famosa noche de marras, en que vimos, justo después de una fiesta, a Miriam, literalmente, encima del vasco y entre las sábanas. Mike, con mucho aguante, escuchaba todo desde la sala de invitados (cámara de tortura sería más apropiado), donde volvió a afirmar que no cerraba la puerta a celebrar la boda (no sé por qué me da que estos dos acaban casándose en Las Bodas de Sálvame con Igor como padrino. Tiempo al tiempo).

Tras el primer enfrentamiento entre Igor y Miriam, Miguel salía a escena para vérselas con el vasco, al que pedía explicaciones, justo antes de que el culebrón ganase personajes: según afirmaban los colaboradores, Edoardo, el italiano expulsado hace mes y medio que el programa se empeña en meternos por los ojos, había dejado en Twitter un mensaje en el que afirmaba que había dormido con Miriam, y que “no había pasado casi nada”.

Para entender toda la historia, había que esperar unos cuantos minutos, cuando Marta López explicaba lo sucedido tras salir del Debate. Según la ex concursante, Miriam e Igor se fueron, juntos, pero no revueltos (cada uno en su coche), al bar que todos sabéis, donde la chica se encontró con el italiano (conviene resaltar que Igor y Miriam ya habían tenido un encontronazo en el Debate, por lo que, cuando menos, sorprende la actitud de ambos). Miriam, que salía a continuación, se escudaba afirmando que “de momento, estoy soltera” (y boicoteando todo el guión del montaje).

Ante semejante descaro, y con todos los protagonistas presentes, los colaboradores intentaron desmontar la trama, pero ellos se revolvieron y consiguieron salvar la cara, mas o menos. Eso sí, justo al final del programa (y después de que Marujita dejase unos de los Polígrafos más divertidos de la historia del Deluxe), Marta destrozaba el montaje, afirmando que Miguel y Miriam se habían ido juntos del plató, en actitud desafiante como dando a entender que se habían reído de colaboradores y público.

Hasta aquí los hechos. Las interpretaciones supongo que ya os las imagináis. Estos concursantes son los que más daño hacen al formato, los que sólo buscan bolos y polémicas, y los que hacen que lo del “experimento sociológico” se convierta en una broma de pésimo gusto. De estos concursantes siempre hay alguno en todas las ediciones (no voy a dar nombres, pero seguro que muchos nos suenan), pero en esta edición 14 se cuentan por decenas. Los de dentro no tienen el menor problema en hablar de cual será su caché cuando salgan, teniendo en cuenta los enfrentamientos que han tenido en la casa. Casi todos ellos tienen relación con el medio, y algunos, hasta manager.

No voy a volver a criticar, otra vez, el casting, porque ya sería repetirme, pero los responsables del mismo son los únicos culpables de ésto. Las razones por las que el casting de Gran Hermano se divide en tres fases, que suelen llevar un periodo de entre tres y seis meses, es precisamente detectar a todo aquel oportunista, vividor o frikie que intenta entrar en la casa para usarla como plataforma de lanzamiento. Gran Hermano debe ser un fin en sí mismo, y no un medio, porque, por las características específicas del juego, probablemente sea la experiencia más extrema que jamás vayan a vivir los concursantes. Si entran con la idea de salir cuanto antes, no viven el concurso, y se limitan a dar al programa lo que quiere ver sin vivirlo, generando una imagen de impostación, falsedad y buenrollismo, o mal rollo, que nada tiene que ver con lo que sucedería en la calle, impidiendo así que las relaciones personales fluyan, y transmitiendo una imagen de utilización constante del otro para la consecución de un fin. El problema no está (que sí lo está, pero eso es otra historia) en que entren uno o dos, el problema está cuando de 25 concursantes veinte obedecen a ese perfil, impidiendo, por tanto, que el público pueda generar nada parecido a empatía con unos seres que están más interesados en ir a MYHYV que en participar en Gran Hermano.

Y el público ya comienza a darse cuenta. El Debate del jueves perdió casi tres puntos de share, si bien el colchón que le dejó la trama Miriam le permitió sacar un muy importante 22 y medio con algo menos de millón y medio de espectadores. Las audiencias del Deluxe de hoy no serán concluyentes, ya que el Poli de Marujita servirá para maquillar unos datos que, probablemente no sean los que Telecinco espera (y necesita para ganar el mes).

Y después de analizar el exterior, entramos en la casa, donde, por fin, se ha resuelto una de las tramas de esta edición. Como apuntaba hace un par de días, Argi y Desi se habían convertido en amiguísimas, y eso tuvo como consecuencia que el ladrón del maquillaje por fin saliese a la luz. Desi (que en el fondo no es tan mala como parece), devolvía las pinturas a la vasca que, en lugar de reprochárselo, se fundía con ella en un gran abrazo. Las pullitas llegaban después, pero eso es otra historia. Final feliz, por tanto, para una historia que ya había durado demasiado y a la que el programa no quiso sacar el rendimiento que merecía (la que se hubiera liado en la casa si hubiesen obligado a Desi a entregar el maquillaje de Argi cuando se les requisó a todas).

Y es que cada vez está mas claro que, bien por incompetencia, bien por desconocimiento, el programa sigue empeñado en boicotearse a sí mismo. Seguro que os habéis preguntado cual es la razón por la que durante esta semana todos se han acostado, como muy tarde, a la una y media. Pues la culpable es la prueba, totalmente desaprovechada, y que manda a todos los caddies a dormir a horas tempranas, cortando absolutamente todo el juego de las madrugadas (cada vez tengo más claro que a la productora le ha sentado fatal que Telecinco haya decidido no ampliar el contrato, y está dispuesta a vengarse hundiendo la audiencia del programa. Si no, no se entienden unas decisiones tan absurdas. Eso sí, y como aviso a la productora en cuestión: recuerden el precedente de OT 8, para saber que este tipo de experimentos nunca salen bien, y más, en tiempos de crisis).

Termino contándoos lo que nos depara el futuro inmediato. A altas horas de la madrugada (en la nota de prensa no ponía nada al respecto), el Gato Encerrado anunciaba que el lunes Mercedes Milá anunciará un nuevo elemento en la mecánica del concurso (teniendo en cuenta que en la casa no pasa nada, que queda poco más de un mes de juego, y que están copiando con descaro la mecánica de Gran Hermano 13, yo diría que cada finalista tendrá que elegir un “concursante de vértigo” con el que convivir en el apartamento. Espero equivocarme, porque, aunque no lo parezca, me encanta sorprenderme con este programa, y en esta edición no lo estoy haciendo).

Lo que sí sabemos con seguridad es que Álvaro entrará en la casa, que llevará con él el premio final del concurso (¿para dárselo a Kristian directamente? Por cierto, no sé si recordáis aquel premio prometido por ganar el ránking de las profesoras. Hace ya unas cuantas semanas os hablaba de que sólo Igor se interponía entre el Pelocho y ese premio, ya que Carlos no tenía pasaporte, pero sin el vasco en la casa, el camino del madrileño está libre...), y que las nominaciones volverán a cambiar.